En Iturbe ya no hay forma de seguir pagando la “libreta” del almacén

ITURBE, Guairá. Con estupor recibieron cañeros y comerciantes de varias localidades el anuncio de que Azucarera Iturbe había hecho convocatoria de acreedores. Desde hace años la empresa viene arrastrando su mala situación económica, pero siempre encontraba alguna rama para encaramarse. Esta vez, frente a sus cuantiosas deudas, acudió a un juzgado de Villarrica.

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Desde el momento en que saltó la noticia, varias asociaciones cañeras –que en total agrupan a unos cinco mil socios– se movilizaron en sus respectivas zonas con más miedo que nunca ante la posibilidad de que el ingenio azucarero cierre sus puertas.

Aunque la inactividad fuese temporal, igualmente el daño económico para los pequeños agricultores, que son en su mayoría, sería de proporciones dramáticas.

Y no solo para ellos directamente, sino para todas las otras actividades que se mueven en torno de la caña de azúcar, como las despensas, carnicerías, farmacias, escuelas, colegios, etc.

Por de pronto –y como consecuencia de la deuda de la azucarera con sus cañicultores que se remonta a  cuatro y cinco meses– los comercios ya disminuyeron sus ventas en algunos casos hasta el 50% o más.

Esta disminución obedece a dos motivos: ya no se atiende, por impago, la famosa libreta de almacén y porque muchas despensas quedaron sin mercaderías al no poder reponerlas porque, a su vez, deben a los proveedores.

En estas condiciones, se paraliza el comercio no solo de Iturbe, sino de algunas localidades vecinas como San Salvador y Borja; además de otras de Colonia Independencia, Guairá, e incluso de Caazapá y Caaguazú, cuyos cañeros proveían al ingenio de Iturbe.

Las asociaciones que las agrupan estiman en unas 20.000 familias las que están en el aire. A estas deben agregarse aquellas que pelan la caña dulce, limpian los cañaverales con la azada, los propietarios de carros y de camiones con sus respectivos peones.

Animada discusión

El martes de mañana, en Mbocayaty, Guairá, hemos asistido a la primera reunión de cuatro comités de cañicultores luego de conocerse la noticia de la convocatoria. Estuvieron representantes de varias localidades productoras.

Los dirigentes coincidieron en que si el problema no se soluciona de aquí hasta mayo –inicio de la zafra–, quedarán en pie miles de hectáreas de caña dulce sin posibilidad de que las demás azucareras se hagan cargo del producto.

Estas azucareras tienen sus proveedores o cuentan con sus propias plantaciones, como la Azucarera Paraguaya, que se autoabastece en un 80% de sus necesidades.

La propuesta más discutida en la reunión fue que el Gobierno salga en ayuda de la empresa adquiriendo toda la producción de alcohol para su mezcla con la nafta, y que el dinero así obtenido se destine a saldar, por lo menos en gran medida, la deuda con los cañeros.

Esta idea cuenta con la negativa de Petropar, según se mencionó en la reunión, con el argumento de que los productores de Troche, donde está la fábrica de alcohol, se opondrían ante la posibilidad de que sean ellos los que sufran el impacto de los problemas de Iturbe.

Sólo el Gobierno puede solucionar

Tenemos, entonces, que la situación creada con la azucarera podría dividir a los productores. “No queremos pelea entre nosotros –dijo uno de los cañeros–, sino que se reconozca nuestros derechos de trabajar y alimentar a nuestra familia. Pero esta situación solo el Gobierno puede solucionar”.

Otro dirigente, en la misma reunión en Mbocayaty, dijo se necesitarían diez millones de dólares para aliviar el problema de los productores, no de la empresa. “Con esa suma –agregó–, toda nuestra producción se irá para la fabricación de alcohol. No tenemos otra propuesta mejor, por ahora”.

“Cuando nos reunamos con las autoridades nacionales vamos a ver qué ideas tienen. Pero algo deben hacer. No es mucho el tiempo que tenemos para evitar una catástrofe mayor”, manifestó.

Esta “catástrofe mayor” está referida a la posibilidad –así como están las cosas hoy– de que se queden con sus cañaverales en pie, con cuantiosas deudas que se extienden a sus propios trabajadores, como los peladores, los carreros y los camioneros.

Además, carecen de toda posibilidad de financiar una reactivación inmediata.

alcibiades@abc.com.py

roque@abc.com.py

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