En el Senado persiste la vieja praxis de dejar sin quórum las sesiones

En la Cámara de Senadores sigue la vieja praxis de dejar sin quórum las sesiones. Pese a que en los últimos seis meses solo se registraron cinco casos, esta actitud es un ingrediente más para transmitir una mala imagen a la ciudadanía. Además, irresponsablemente, en muchos casos se dejan temas pendientes que merecen atención, como en la última sesión del jueves.

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La última sesión ordinaria del Senado, el pasado jueves 19 de diciembre, no concluyó por falta de quórum y se levantó la sesión a las 15 horas y minutos. En esta sesión se avanzó hasta el punto nueve de un total de 16 temas y quedaron sin tratamiento varios proyectos importantes como los contratos de concesión entre Paraguay y dos firmas, Chaco SA y Riviera SA, para la prospección, exploración y explotación de hidrocarburos en a región Occidental, fomento de la cadena láctea, mercado de valores, entre otros.

Dejar sin quórum la sesión es una herramienta política válida para expresar desacuerdo o evitar el tratamiento temporal de un tema por varios motivos: porque una bancada aún no adoptó una postura, necesita establecer alianzas o directamente está en contra de un proyecto de ley.

Sin embargo, dejar sin quórum sin argumentos es una irresponsabilidad parlamentaria y contribuye aún más a transmitir una mala imagen a la ciudadanía. El legislador recibe una buena remuneración (G. 33 millones mensuales); se le eligió para cumplir una delicada función, goza de dos meses y medio de vacaciones, derecho que no tiene ningún trabajador de este país, entre otros privilegios. Lógicamente, se entienden casos justificados (salud, viaje o impedimento de fuerza mayor), pero muchas veces los legisladores llegan tarde, no participan de la discusión y encima se retiran antes de la finalización del tratamiento de todos los temas.

La mayoría de las veces el levantamiento del quórum obedece a que la sesión se prolonga hasta las 14:00 y más y a muchos legisladores les apura el apetito como a varios de los funcionarios y periodistas que siguen el debate hasta el final.

Defectos del ritual

El ritual parlamentario conspira contra el eficiente tratamiento de todos los temas. En el Senado se convoca a las 09:30 con 20 minutos de tolerancia, pero comienza casi siempre a las 10:00. Antes de tratar los temas del orden del día, se da entrada –como debe ser– a los proyectos de ley, mensajes, presentaciones, etc. Luego se pasa al capítulo de homenajes, que generalmente es breve. Pero en el estadio de peticiones y formulaciones, los parlamentarios se reservan la libertad absoluta para quejarse, lamentarse, ofender, denunciar, alabar, criticar, etc. En este punto se prolonga bastante la sesión y se descarga mucha energía, y a la hora de discutir los importantes proyectos de ley aparece el desinterés.

Cinco veces en seis meses

En los primeros seis meses de esta nueva legislatura, en cinco oportunidades la sesión ordinaria del Senado quedó sin quórum. Generalmente porque las sesiones, que se inician a las 10:00, se prolongan hasta las 14:00 y en algunos casos llega a las 15:00 y más.

El Congreso debe corregir el inicio de la sesión o aplicar el reglamento de poner límites a las exposiciones.

pguerrero@abc.com.py

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