El terrorismo de Estado se impuso en esa noche

Tras la quema del Congreso, la Policía reclamó sangre. Con saña, agentes persiguieron a los manifestantes en todo el centro capitalino. Ciudadanos que nada tenían que ver fueron heridos, arrestados y torturados. En la medianoche ingresaron a la sede del PLRA y asesinaron al dirigente Rodrigo Quintana.

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Tras recuperar la incendiada sede legislativa -abandonada horas antes por orden superior, dando lugar a su invasión y quema-, las plazas adyacentes y las inmediaciones de la Comandancia de la Policía, en la noche del viernes 31 de marzo de 2017, agentes de las Fuerzas del Orden salieron a “cazar” manifestantes, registrándose todo tipo de abusos.

Privación ilegítima de la libertad, secuestro, coacción, tortura, lesión grave, persecución de inocentes y robo fueron los hechos denunciados y todos quedaron en la absoluta impunidad.

Paralelamente, las autoridades policiales recibían llamadas y órdenes del entorno del presidente Horacio Cartes, entre ellos el tabacalero José Ortiz y el asesor de Yacyretá Luis Canillas, según reveló el cruce de llamadas.

La Plaza de la Democracia, que fue usada como refugio, fue rodeada a balazos y gases lacrimógenos. Los detenidos eran amontonados en las carrocerías de las patrulleras y llevados hasta la sede de la FOPE.

El abogado Roberto Rojas fue arrestado en forma arbitraria y torturado por grabar los abusos policiales con su celular. El universitario José Alarcón Espínola perdió un ojo al ser alcanzado por balines de goma.

Desde el Poder Judicial, la jueza Rosarito Montanía simplemente se negó a recibir pedidos de hábeas corpus sobre personas detenidas arbitrariamente.

En la FOPE fueron recluidos por igual manifestantes, menores y ciudadanos que no habían participado en las movilizaciones. Un total de 21 mujeres detenidas denunciaron que fueron desnudadas en las instalaciones de la Agrupación y sometidas a una inspección vejatoria.

Muerte en el PLRA

El suceso más luctuoso se registró poco después de la medianoche, en la madrugada del 1 de abril, cuando la Policía ingresó sin orden judicial a la sede del PLRA, donde se refugiaban manifestantes y legisladores. Ni en la Dictadura se dio un caso así. La Policía dijo que perseguía a vándalos, pero el circuito cerrado de video revela un operativo coordinado en busca del presidenciable Efraín Alegre.

El policía Gustavo Florentín ingresó con una escopeta cargada con balines de plomo y asesinó al dirigente Rodrigo Quintana.

A la fecha, aún se desconoce de dónde y de quién vino la orden de ingresar a la sede partidaria. La oposición apunta al tabacalero José Ortiz y a Luis Canillas.

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