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Los miembros de la Junta sostienen que Borda no responde a los ideales partidarios de igualdad y que la muestra más clara de ello es la ley de adecuación fiscal que pone en vigencia y que golpea directamente a los de menores recursos. Además sostiene que constantemente agravia a los correligionarios.
A pesar de estas críticas Nicanor lo sostiene e incluso sale a defenderlo públicamente como lo hizo a mediados de semana cuando aseguró que ninguna presión política hará que se cambie a su ministro de Hacienda.
Pero más allá de las cuestiones personales, lo que realmente se pone en juego son cambios de estructuras.
La Junta de Gobierno no quiere perder su espacio dentro de un gobierno colorado y quiere entrar a tallar directamente sobre lo que dispone un presidente de la república electo con votos del partido. Además, con Borda como ministro de Hacienda perdieron la posibilidad de controlar el dinero estatal que históricamente estaba en manos de un correligionario.
En este momento la Junta de Gobierno tiene un poder muy diluido con escasa o ninguna incidencia. Ya no es el poderoso grupo de correligionarios que decidía sobre cuestiones administrativas. Ahora ni siquiera puede lanzar una crítica contra un ministro de Hacienda y es casi impensable que puede cambiarlo. Hoy la Junta de Gobierno es manejada por Nicanor a través de su amigo Herminio Cáceres, quien hace que muchas voces, aunque no todas por cierto, sean acalladas. Pero de a poco los descontentos se están haciendo escuchar. Incluso están apretando para que en la próxima sesión de la Junta el caso Borda sea tratado y el partido decida qué hacer con él.
Aun así Nicanor está con un poder concentrado que hace muy difícil que sea afectado desde el Partido Colorado. El presidente sabe que si quiere una reelección tiene que tomar distancia de la Junta de Gobierno y gobernar para todos. Sabe también que las cuestiones partidarias siempre serán más manejables que el enojo popular. Con el electorado disgustado no podrá ser reelecto, con unos cuantos correligionarios de la Junta molestos la reelección es segura.
Pero es temprano para sacar conclusiones. Además en este escenario habrá que agregar el fuerte internismo que se desató a causa de la elección para presidente de la Junta. Ese también será un elemento a tener en cuenta en los próximos meses. Nicanor está tratando de jugar con mucho cuidado sus cartas porque sabe que un paso en falso puede tirarlo al suelo.
Los caudillos colorados quieren destituir a Borda. Si la Junta llegara a afectar al Gobierno hasta ese punto, Nicanor puede tener graves problemas en lo que resta de su administración y hasta podría resignar su anhelada reelección. Pero por ahora es mejor mirar antes que sacar conclusiones.
A pesar de estas críticas Nicanor lo sostiene e incluso sale a defenderlo públicamente como lo hizo a mediados de semana cuando aseguró que ninguna presión política hará que se cambie a su ministro de Hacienda.
Pero más allá de las cuestiones personales, lo que realmente se pone en juego son cambios de estructuras.
La Junta de Gobierno no quiere perder su espacio dentro de un gobierno colorado y quiere entrar a tallar directamente sobre lo que dispone un presidente de la república electo con votos del partido. Además, con Borda como ministro de Hacienda perdieron la posibilidad de controlar el dinero estatal que históricamente estaba en manos de un correligionario.
En este momento la Junta de Gobierno tiene un poder muy diluido con escasa o ninguna incidencia. Ya no es el poderoso grupo de correligionarios que decidía sobre cuestiones administrativas. Ahora ni siquiera puede lanzar una crítica contra un ministro de Hacienda y es casi impensable que puede cambiarlo. Hoy la Junta de Gobierno es manejada por Nicanor a través de su amigo Herminio Cáceres, quien hace que muchas voces, aunque no todas por cierto, sean acalladas. Pero de a poco los descontentos se están haciendo escuchar. Incluso están apretando para que en la próxima sesión de la Junta el caso Borda sea tratado y el partido decida qué hacer con él.
Aun así Nicanor está con un poder concentrado que hace muy difícil que sea afectado desde el Partido Colorado. El presidente sabe que si quiere una reelección tiene que tomar distancia de la Junta de Gobierno y gobernar para todos. Sabe también que las cuestiones partidarias siempre serán más manejables que el enojo popular. Con el electorado disgustado no podrá ser reelecto, con unos cuantos correligionarios de la Junta molestos la reelección es segura.
Pero es temprano para sacar conclusiones. Además en este escenario habrá que agregar el fuerte internismo que se desató a causa de la elección para presidente de la Junta. Ese también será un elemento a tener en cuenta en los próximos meses. Nicanor está tratando de jugar con mucho cuidado sus cartas porque sabe que un paso en falso puede tirarlo al suelo.
Los caudillos colorados quieren destituir a Borda. Si la Junta llegara a afectar al Gobierno hasta ese punto, Nicanor puede tener graves problemas en lo que resta de su administración y hasta podría resignar su anhelada reelección. Pero por ahora es mejor mirar antes que sacar conclusiones.