El ideal revolucionario es luchar contra el Estado

La Federación Nacional Campesina está integrada por personas con un alto grado de convicción ideológica, resultado de un proceso de formación doctrinaria permanente. El enfrentamiento con las fuerzas de seguridad del Estado fortalece las convicciones revolucionarias. Esta organización campesina cuenta con una estructura paramilitar, férreamente disciplinada.

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La organización y capacidad de movilización de la Federación Nacional Campesina no es casual. Es resultado de una estructura paramilitar, férreamente disciplinada, con un cuadro de dirigentes con una sólida formación ideológica.

La Federación Nacional Campesina no está dirigida por un grupo de dirigentes improvisados. Tampoco está integrada por personas sin convicción ideológica. Es más, el proceso de formación es permanente, a partir del ingreso de una persona a la organización.

La administración de Nicanor Duarte Frutos no tiene enfrente a improvisados. El cuadro dirigente tiene claros sus objetivos políticos y dispone de un modelo económico para su consideración. Insistir en amenazas y bravuconadas, pensando en que serán suficientes para amilanar el espíritu de los campesinos, es un grave error.

Tampoco asusta la posibilidad de enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y mucho menos el riesgo de una detención, que de todos modos no durará mucho. Después de todo, estas son experiencias que fortalecen las convicciones revolucionarias.

Una serie de documentos utilizados por los miembros de la federación reflejan a plenitud el sistema organizativo interno y el intenso proceso de adoctrinamiento, para lograr cuadros ideológicamente compactos.

Estos materiales fueron recogidos en sitios donde se produjeron ocupaciones y fueron abandonados, a raíz de las intervenciones policiales. El primer aspecto que resalta es el orden de la documentación; cada reunión de los diversos comités tiene un acta, un orden del día y el listado de temas de asuntos varios.

Al observar los cuadernos se comprueba que fueron escritos por personas con una escasa educación formal. Apenas escriben español, con letras casi ilegibles. Sin embargo, estos analfabetos funcionales tienen apuntes íntegros de análisis de la realidad nacional, con una óptica ideológica de extrema izquierda.

La comparación de las actas de reuniones permite hacer un seguimiento del proceso de formación de los cuadros de seguridad, como se denomina a aquellas personas que cumplirán funciones de vigilancia en las movilizaciones y de líneas de choque en las ocupaciones.

Los dirigentes de comités seleccionan a las personas para los cuadros de seguridad, quienes participan de reuniones diferentes, con entrenamiento paramilitar y una organización por antigüedad de permanencia en estos grupos.

En un libro de actas con fecha 11 de octubre de 1999, de la comunidad María Auxiliadora, de la colonia Naranjito, distrito de General Resquín, se lee lo siguiente:
"En el primer punto del día el presidente informó sobre el viaje. También informó sobre seguridad. El Sr. Alberto González y Pablo Balbuena están convocando para ir a recibir instrucciones sobre el sistema de seguridad. Tenía que ser acompañado a las personas que fueron a practicar para la seguridad (negritas son nuestras).

Seguidamente informó el presidente que el día 20 de octubre sabremos el informe oficial sobre la fecha de ocupación.

Posteriormente habló el Sr. Barcilicio Domínguez preguntando sobre el transporte de las personas que fueron para la práctica de seguridad. Se comprometió Albino Burgos para irnos".

El pasado 2 de diciembre, el agente fiscal Augusto Ledesma Sánchez tomó declaración testifical a la señora Elida Benítez Orzusa, de 44 años, domiciliada en Calle 6000 - Bertoni, distrito de San Estanislao.

La señora Elida confirmó que los dirigentes Taito Arce, Felipe Aveiro y Juan Villar los domingos se reunían en la vivienda de este último, miembros de los grupos de seguridad, participando en prácticas de seguridad, resistencia y choques con la Policía, así como adiestramiento de comportamiento en las invasiones que tenían planificadas, entre las cuales se encuentran propiedades de Ricardo Sosa Gautier, Clari Vega y un brasileño de apellido Mendonca.

Ante la detención de un hijo suyo, a raíz de un desalojo por invasión de tierra, el dirigente Juan Villar le habría manifestado lo siguiente: "Dijo que no me preocupe de nada, que se va a solucionar el problema, ya que los dirigentes de base están negociando la libertad de todos los detenidos por las buenas, y si eso no ocurriere que se iba a atropellar el lugar de reclusión de los mismos a los efectos de ser liberados, en donde morirían muchos campesinos y policías, con tal de lograr el objetivo, ya que tendrían una cantidad enorme de personas que apoyarían" (negritas son nuestras).

En la óptica revolucionaria esto no es una locura, aunque nosotros lo veamos de esa forma. Es una actitud coherente con el pensamiento ideológico que sostiene la lucha contra las fuerzas de seguridad del Estado.

Los miembros de la Federación Nacional Campesina no se enfrentan a un Estado democrático y popular, sino a un estamento que defiende exclusivamente intereses de un grupo con suficiente poder político y económico, como para mantener a la mayoría de la población en la miseria. Por este motivo consideran legítima la resistencia activa que están ejerciendo.

Y no dejan de tener razón en su análisis.


PROXIMA NOTA: La traición de entregar Paraguay al Brasil.
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