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Los intervinientes encontraron más tambores en estos campamentos, en cuyo interior había carne seca, botas para lluvia, jabón en barra y en polvo, cáscara de piña, bidones cargados con chicha y una plancha de chapa doblada.
Las fuentes informaron que en el sitio donde fue localizado el pozo donde estaban los tambores había un árbol que tenía grabadas las iniciales “L. E.”, cuyo significado desconocen hasta el momento.
También se supo que el sábado anterior, en una de las incursiones de la zona, llegaron a encontrar otra planta que tenía grabado el número 4, lo que hace suponer que el grupo criminal cuenta con un importante apoyo logístico que les suministra alimentos y equipos.
Las evidencias hacen estimar a la FTC que el lugar funcionaba como un depósito que usan los proveedores para guardar los víveres en sitios estratégicos donde dejan una marca como una señal para que los terroristas sepan donde los dejaron.
Las evidencias fueron trasladadas hasta el cuartel de operaciones de “Cnel. Félix Cabrera”, donde fueron exhibidas a los medios de prensa.