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El caso del espionaje telefónico ilegal es apenas la punta visible de deterioros más graves que están aquejando a las Fuerzas Militares. El deterioro de la conducción de la cúpula militar está afectando el combate contra grupos criminales ya que se ha privilegiado la incondicionalidad en detrimento de la institucionalidad y la transparencia.
En el frenesí por detectar a los traidores de la cúpula de las Fuerzas Militares, los leales al General Luis Garcete, comando de las FF.MM., no escatimaron recursos. No se compadecieron de la grave situación que afecta al norte y diezmaron también el equipo de inteligencia que fue usado para detectar a los que consideraban delatores.
Cuando el 27 de julio pasado el EPP secuestró al adolescente Franz Wiebe, el sistema de inteligencia integrado ni olió lo que se gestaba en sus narices. Semanas antes Garcete convocó a Asunción a una reunión a reclamar que se vieran resultados, acosado por las denuncias periodísticas. Pero una parte de los agentes especiales se quedó a operar en la capital.
El espionaje ilegal que se hizo desde las Fuerzas Militares sobre la periodista de ABC Color que denunciaba episodios de corrupción fue solo una más de las perlas, la más vistosa, pero no la más grave de los últimos acontecimientos que vienen ocurriendo. Veamos los hechos más graves que han estado sucediendo:
300 hombres menos
Con el inicio de la fase PY’A GUAPY III, el comando de las Fuerzas Militares tomó varias medidas. Una de las más importantes fue restar 300 de los hombres que estaban en el norte: la cifra pasó de 800 a 500. El argumento fue que permitiría racionalizar gastos para invertir en más equipamientos y pagar mejor a los uniformados que estaban combatiendo. Los que están en el norte, permanecen 35 días seguidos trabajando, sin días libres, y luego reciben tres días francos, según confirmaron nuestras fuentes.
Sin embargo, los beneficios llegaron otra vez primero al primer anillo. El Gral. José Alvarenga, incondicional del Gral. Luis Garcete, consiguió que además del cargo de jefe del Comando Logístico se lo pusiera con el cargo de coordinador del Comando Operativo Conjunto (COC), y esta nueva organización se insertó en la estructura de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC).
De esta manera el Gral. Alvarenga –antes de ser titular de las FTC– cobraba por ser jefe del Comando Logístico, por ser coordinador del COC, y un plus adicional por ser de la estructura de las FTC, aunque él no estuviera en el norte. Mientras él ganaba más de G. 28.000.000, el titular de las FTC alcanzaba cerca de los G. 15.000.000. Pero no solamente Alvarenga se benefició con la medida adoptada. Todos los hombres a su cargo, haciendo oficina en Asunción, cobraban un plus salarial que correspondía solamente a quienes estaban en el norte. Oficinistas, de 7:00 a 15:00 en días laborales se quedaron con porcentajes que correspondían a combatientes del norte.
Deficiencias
Varias fuentes aseguraron a nuestro diario que hay mucho deterioro en la infraestructura de las FTC. El helicóptero militar tiene reducida la autonomía de vuelo, aseguran que el 50% de los tanques vinieron a Asunción para reparación y solo el 65% del parque automotor está operativo. Con este panorama de deficiencias y los privilegios de una claque reducida de su entorno, el Gral. Garcete hizo ostentación de varios indicios de corrupción que, sumados al descontento generalizado, detonó en las serias denuncias en su contra. Incapaz de administrar los conflictos, toleró que la respuesta fuera encontrar a cualquier precio a quienes consideraron traidores. Y para hallarlos, no se escatimaron recursos por más que no fueran legales: el espionaje telefónico sin permiso judicial violenta disposiciones constitucionales y artículos del Código Procesal Penal.
mabel@abc.com.py