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Sánchez fue representante legal de María Edith Bordón de Debernardi, la primera víctima de secuestro de grupos radicales, pero en esta nota hace alusión en general a todo lo que deja un secuestro.
“En efecto para la consideración de los efectos o consecuencias de un hecho punible deben ser consideradas varias cuestiones, entre ellas el tipo penal, circunstancia en las que se encuentra la víctima, su edad, su mundo circundante, etc., etc.”.
Siguió diciendo: “Hechas estas aclaraciones y conforme a la experiencia que he observado en Nueva York en mi visita a aquella ciudad en 1985, oportunidad en la cual conocí un instituto de Victimología puedo permitirme afirmar que las consecuencias de los hechos punibles en verdad dependen del tipo penal, de la edad de la víctima y de la circunstancia en la que se produjo el hecho”.
Refirió que el temor, la inseguridad, el riesgo, las dudas entre otras situaciones se apoderan de las víctimas que logran su libertad.
“Los privados de su libertad de locomoción y autodeterminación (el secuestro), aunque la víctima sea liberada físicamente, es decir, en cuanto a su locomoción sigue privada de su libertad de determinación, de hacer o no hacer lo que la víctima quiera, precisamente privada de su libertad”.
Añadió: “Como puede observarse en la escala de las consecuencia de estos hechos punibles figuran en primer lugar el secuestro”.
Asimismo, indicó “analizando el caso específico que hoy nos pone felices por la libertad de locomoción de Arlan, sin embargo, debemos ser cautelosos o prudentes en disfrutar de esa libertad”.
Finalmente Sánchez realizó una sugerencia a los medios de comunicación, “Me permitiría sugerir a la prensa no escarbar sobre este hecho, por las consecuencias que pudiera sufrir la víctima liberada y peor aún, por los efectos que pudieran tener acerca de la otra víctima que aún sigue siendo privada de su libertad”, concluyó.