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–El conflicto en Puerto Casado.
–Cada uno agarra el conflicto como le conviene. Políticos y ciertos grupos sociales manejan a su antojo y según conveniencia el tema Puerto Casado. Se agarra la bandera de los Pro Tierra. Nadie explica la verdad y no se quiere tocar el tema partiendo de realidades.
–¿Cómo llegar a la verdad?
–Primero, sentarse a hablar con la gente que dice querer trabajar la tierra. Si hay un grupo importante de gente que quiere trabajar la tierra, tenemos que movernos para buscar un apoyo real. Si realmente es así, el gobierno central tiene que apoyar el proceso de instalar a la gente en su tierra, dar herramientas que se necesitan para labrar.
–Montar un establecimiento, aunque sea pequeño, requiere una inversión importante.
–Una persona que no tiene posibilidad de cercar unas 100 hectáreas o que no puede construir un tajamar, ¿entonces de qué estamos hablando? ¿Puede trabajar en estas condiciones la tierra que reclama como un derecho? Aparte, hay que ver si realmente pide para sí o si otros se van a beneficiar al final. Tiene que tener las herramientas para trabajar la tierra.
–No es responsabilidad del Estado trabajar la tierra.
–Cierto, pero tiene que dar las herramientas para que los ciudadanos puedan hacerlo. Para eso está el Indert, por ejemplo, u otras instituciones como el Ministerio de Agricultura. Nosotros como autoridades departamentales tenemos que ser responsables y buscar que termine de una vez por todas el conflicto en Puerto Casado.
–¿Qué pasos seguir para que termine?
–Debemos determinar la gente que quiere realmente trabajar la tierra en serio. Muchas veces se utiliza la bandera del momento, la bandera de los Pro Tierra, para movilizar a la gente. Algunos no tienen otra manera de ganarse unos guaraníes y entonces acompañan las movilizaciones porque es una oportunidad para tratar de conseguir algunas cositas. Hay que escuchar, reunirse con la gente que verdaderamente quiere trabajar la tierra. También es una forma de saber si realmente existen.
–Se realizó una donación de 30.000 hectáreas para acabar con el conflicto en Casado.
–Hasta hoy yo no veo que haya gente asentada en los lotes donados. 30.000 hectáreas es mucha tierra, pero aquellos que dicen necesitar, no están. Y, en realidad, muchos de los que están dentro no son precisamente los que tienen que reclamar al Estado tierra gratis.
–El antecedente en Casado no sirve precisamente de estímulo para invertir en el Alto Paraguay.
–Por eso precisamente hay muchas inversiones que al final no llegaron a nuestro departamento. Los inversionistas terminaron retrocediendo. Estamos pidiendo a gritos trabajo para el departamento, pero si no hay inversiones va a seguir siendo difícil que existan opciones laborales.
–Las inversiones tienen que ser garantizadas; de lo contrario, nadie arriesga su capital.
–A través de la Gobernación se pueden dar garantías adecuadas para que las inversiones puedan llegar al Alto Paraguay. Este también es un trabajo que lo vamos a encarar junto con Domingo Adorno, que es nuestro candidato a diputado departamental. Tiene que haber estabilidad política para que grupos inversionistas arriesguen su capital.
–En el caso de la Comisión Pro Tierra, ya no existen dudas de que la motivación del liderazgo social era personal.
–Siempre insisto en la necesidad de sentarnos a hablar con el pueblo, con la gente interesada. Vamos a hablar con la verdad; es el único camino. Aquellos que únicamente tienen sus intereses particulares van a tener que quedarse con sus cuestiones personales. Tenemos otra visión, otra mirada en torno a los conflictos, que es darle realmente participación al pueblo. Tenemos que escuchar a esa gente que caminó hasta Asunción por querer su tierra; tienen que decir si realmente van a trabajar la tierra. Ver si realmente tienen las herramientas y las posibilidades. No tenemos que dejarnos llevar por los intereses de una o dos personas.
–¿Quién puede querer invertir en el Alto Paraguay?
–A partir de instalarnos en la gobernación, todos van a querer invertir en nuestro departamento. Vamos a dar todas las garantías jurídicas necesarias para que la gente quiera llegar al Alto Paraguay.
–Hay un proyecto que siempre estuvo en el interés del Brasil y también de nuestro gobierno central, pero que nunca fue acompañado por el Alto Paraguay: un puente en Carmelo Peralta.
–¡Ojalá pueda darse! Para el Alto Paraguay puede significar la oportunidad de tener un polo de desarrollo. Este puente es una ocasión para generar trabajo. Hoy no tenemos un punto a través del cuál iniciar un proceso que termine con nuestro aislamiento. Luego vendrá la posibilidad de tener un camino de todo tiempo. Detrás de un puente ya se pueden esperar inversiones.
–El interés del Brasil en torno al puente no es nuevo, pero la dirigencia del Alto Paraguay dio las espaldas al proyecto.
–La Gobernación tiene que acompañar un gran proyecto que puede incluso cambiar la historia del Alto Paraguay. Construir un puente para unir Carmelo Peralta y Puerto Murtinho es una oportunidad que puede ser única para nuestro departamento. Es la ocasión para aumentar el comercio bilateral a través de nuestra región. Vamos a hacer lo imposible para que llegue a concretarse. No se puede perder una oportunidad como esta.
–El tema género se vuelve conflictivo en comunidades donde la pobreza llega a niveles extremos.
– Yo puedo dar testimonio, soy un ejemplo. Cuando me iba a candidatar para gobernadora me dijeron: “Cháke, el Alto Paraguay es machista, no te van a permitir que te candidates”. Decían que el arriero, el chaqueño auténtico, no está dispuesto a aceptar a una gobernadora, a una mujer como mandamás en la Gobernación. Desafiando todo, segura de que no existen barreras para lograr la igualdad de género, pude pasar las internas. Hoy puedo decir que en el Chaco profundo, en tierra adentro, que los tiempos van cambiando para bien. La mujer puede hoy tener otras oportunidades. En este momento soy la única candidata a gobernadora en toda la República. Con orgullo, represento al Chaco paraguayo, con el voto de confianza de los varones chaqueños.
–Tenés una oportunidad única: ser una más del montón, una política que se sumó a otros que llegaron para enriquecerse, o bien hacer algo por tu departamento.
–Sé bien que no es fácil. Es cierto, puedo ser una más entre los corruptos, pero mi compromiso, el desafío que asumí, es cambiar la historia del Alto Paraguay. Primero, por ser mujer, y segundo, porque todo mi linaje es del Alto Paraguay, específicamente de Puerto Casado. Me debo a mis antepasados que ocuparon esa tierra. Tengo un compromiso conmigo misma.
–Todos los políticos dicen lo mismo.
–Yo soy una persona honesta. Estoy segura de que la gente va a ver reflejado en mi trabajo mi compromiso de honestidad. Yo vivo en el Alto Paraguay, mi familia está allí. No soy como otros, que solo utilizaban el nombre de nuestro departamento para lograr lucro personal. Asumí este desafío porque tenemos que hacer algo para superar la miseria en que vive nuestra gente. Es una oportunidad que no vamos a perder para trabajar en forma seria.
–Un tema muy estrecho con el departamento es la protección ambiental.
–¡Prioritario! En el caso de nuestro departamento, es un punto muy sensible. Tenemos la obligación de encontrar un punto de equilibrio entre la protección del medio ambiente y la producción. Tiene que existir un término medio para que ambas puedan coexistir: por un lado, necesitamos producir, y por el otro, no podemos destruir la naturaleza porque las consecuencias son nefastas desde todo punto de vista. El Alto Paraguay es privilegiado en lo ambiental, y no podemos pegarnos el lujo de perder recursos insustituibles.
–Son depositarios de una parte importante del Gran Pantanal.
–Brasil tiene una proporción mayor del Pantanal, pero en el Alto Paraguay el nivel de conservación es superior. Este privilegio es una responsabilidad y una oportunidad para desarrollar el ecoturismo. Debemos ser celosos de este patrimonio.
Radiografía de un conflicto
“Hasta hoy, yo no veo que haya gente asentada en los lotes donados. 30.000 hectáreas es mucha tierra, pero aquellos que dicen necesitar no están. Y, en realidad, muchos de los que están dentro no son precisamente los que tienen que reclamar al Estado tierra gratis.
Estamos pidiendo a gritos trabajo para el departamento, pero si no hay inversiones, va a seguir siendo difícil que existan opciones laborales.
Tiene que haber estabilidad política para que grupos inversionistas arriesguen su capital. Vamos a hablar con la verdad; es el único camino. Aquellos que únicamente tienen sus intereses particulares, van a tener que quedarse con sus cuestiones”.