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TACUATÍ, Dpto. de San Pedro (Iván Leguizamón, Fernando Romero y Francisco Mendoza, enviados especiales).Desde hace varios años, Luis Lindstron era casi el sostén de la ciudad de Tacuatí, gracias a que empleaba a la mayoría de los pobladores locales, en sus establecimientos, como la estancia “La Brasilerita” y en las parcelas que arrendaba, su aserradero o la gasolinera que no llegó a habilitar, porque esperaba que el tramo asfaltado atravesara la ciudad.
Sin embargo, con su muerte, todos los proyectos y obras en desarrollo quedaron al menos momentáneamente estancados, lo que a su vez perjudica notablemente a los numerosos empleados que tenía el hacendado.
Desde su secuestro, materializado por el EPP entre el 31 de julio y el 12 de setiembre de 2008, Lindstron dejó de ser el mismo, aunque de todos modos nunca perdió su espíritu trabajador, admitieron sus propios obreros.
Pero desde hace un tiempo atrás, con las constantes apariciones de los secuestradores en la zona de Tacuatí, muchos de los empleados de Lindstron renunciaron por miedo a ser blancos de alguno de los ataques.
Entre los que prefirieron seguir trabajando para el ganadero estaba el tractorista Santiago Morel Leiva, quien; sin embargo, también fue eliminado a balazos en medio del monte.
Aún con este golpe, Lindstron siguió trabajando de la misma forma, rechazó custodia policial para él, aunque por lo menos aceptó vigilancia durante el tiempo en que sus trabajadores estuvieran en el monte.
La mayoría de los pobladores de esta ciudad que fueron consultados coincidieron en que el EPP “no solo mató a Lindstron, sino a toda una ciudad”, ya que casi toda Tacuatí dependía y era beneficiada con los proyectos laborales del exintendente. “Nos quedamos huérfanos, se murió nuestro papá, ahora qué se supone que vamos a hacer”, dijo por ejemplo el tractorista Herminio López, uno de los testigos del atentado, perpetrado el viernes de mañana dentro del predio de la estancia “Paso Itá”.
Pese a que hasta ahora las tres hijas de Luis Lindstron, Amalia, Silvia y Luisa, aún no anunciaron qué harán a partir de ahora, al menos los tres hermanos del ganadero sí aseguraron que van a continuar con los trabajos, que no van a decaer y que van a implementar el mismo ritmo que ejercía don Luis, como lo conocían en la comunidad. Aun con la promesa de los hermanos de Luis Lindstron, la ciudad de Tacuatí sufrirá necesariamente el golpe por la pérdida de uno de sus principales sostenes.