Colonos se refugian en la fe ante la inacción de organismos de seguridad

Ante la inoperancia de los organismos de seguridad, los menonitas de San Pedro se refugian en la fe y rezan por la liberación de los secuestrados.

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Los colonos menonitas del departamento de San Pedro, sumidos en la impotencia, se refugian en la fe, piden paz y libertad de las cinco personas, Bernhard Blatz, Franz Hiebert, Abrahan Fehr, Félix Urbieta y el agente de policía Edelio Morínigo, quienes permanecen secuestrados en poder de la banda criminal autodenominada Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).

La incapacidad de los miembros de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), integrada por policías y militares y que fue creada por el presidente Horacio Cartes, precisamente para combatir y terminar con esta organización criminal, ha sumido a los colonos en la desesperanza e impotencia. Más ahora que los criminales se han ensañado con ellos y en menos de 15 días han secuestrado a dos jóvenes de la comunidad, Franz Hiebert y Bernhard Blatz, este último tomado el viernes último, en una emboscada en la zona de la colonia Río Verde, distrito de Santa Rosa del Aguaray, departamento de San Pedro.

El colono Enrique Friesen, quien participó ayer de un oficio religioso junto a los demás menonitas de la zona, pidió a los criminales que envíen pruebas de vida de los cautivos y al mismo tiempo solicitó mayor presencia del Estado en la región. “Las autoridades del país tienen que ayudarnos; estamos como latas vacías. No tenemos el poder para evitar los plagios”, señaló.

Friesen aseguró que ellos no están en condiciones de pagar millonarios rescates. “Yo no tengo plata, soy pobre, trabajo para comer y para mi familia”, aseguró el menonita. Al mismo tiempo, el hombre hizo un pedido de paz al grupo armado EPP, que con ataques, secuestros, extorsiones e incendio de maquinaria mantiene en zozobra a los colonos.

En los montes

Según los investigadores, los miembros del EPP han abandonado en los últimos meses los asentamientos y colonias indígenas que utilizaban como aguantadero y se refugiaron en los espesos montes de la región. Solo los que forman el ala logística permanecen en los poblados, ya que la banda criminal ha logrado autosustentarse con todo el dinero recaudado con los anteriores secuestros y los “impuestos revolucionarios”, que cobran a los ganaderos y productores de la región.

Los últimos plagios son demostraciones de poder de la banda.

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