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CIUDAD DEL ESTE (Magdalena Benítez, Raúl González y Diego Colmán, enviados especiales). La caída del cardenal Santos Abril y Castelló, arcipreste de Santa María La Mayor y considerado brazo derecho del papa Francisco, causó susto entre los presentes al acto oficial, que se efectuó cerca de las 10:30 en la antesala del despacho del gobernador de Alto Paraná, Justo Zacarías. Ocurrió cuando entregaba al jefe departamental un rosario obsequiado por el papa Francisco.
El purpurado fue rápidamente trasladado al despacho del gobernador y unos diez minutos después fue llevado al hospital del Área 2 de la Fundación Tesãi, donde continuó hasta la tarde en observación y a las 18:00 fue dado de alta. Abril y Castelló sufrió una descompensación causada por molestias en el aparato digestivo, presión baja y estrés, según los médicos que le atendieron.
El obispo de la diócesis de Ciudad del Este, monseñor Rogelio Livieres Plano, descartó que la descompensación que sufrió la autoridad religiosa se haya debido al trabajo de intervención que está realizando en la diócesis, ya que es una persona “con gran vitalidad” y que está acostumbrado a mayores presiones, dijo.
Agregó que el cardenal había salido caminando del despacho del gobernador para subir a la ambulancia que le llevó al hospital Tesãi.
Pedido del Papa
Por orden del papa Francisco, el obispo auxiliar de Montevideo (Uruguay), monseñor Milton Luis Tróccoli completó la agenda que le correspondía a Santos Abril y Castelló.
A las 11:30 Tróccoli se reunió con el sacerdote Fulgencio Ferreira, quien en abril de este año había sido expulsado de la diócesis por monseñor Livieres Plano por presuntas reiteradas desobediencias durante su gestión en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús.
Ferreira indicó que la entrevista fue positiva y calificó a monseñor Tróccoli como diplomático, acostumbrado a este tipo de procesos dentro de la Iglesia Católica. Indicó que la Santa Sede está indagando sobre las presuntas irregularidades dentro de la diócesis y que cada caso será juzgado por el Tribunal Pontificio.
Tróccoli recibió también a laicos que cuestionan a Livieres, entre quienes está Javier Miranda, quien denunció que su familia y él reciben reiteradas amenazas.