Cardenal insta “a cambiar lo que haya que cambiar”

El cardenal Santos Abril y Castelló, enviado por el papa Francisco para una “visita apostólica”, se despidió ayer de la feligresía de la Diócesis de Ciudad del Este durante una misa que se celebró al final de la tarde en la catedral San Blas de Ciudad del Este.

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CIUDAD DEL ESTE (Magdalena Benítez, Raúl González y Diego Colmán, enviados especiales).- El purpurado Abril y Castelló, que en horas de la mañana sufrió una descompensación en un acto público, llegó al templo ya al final de la eucaristía y en su mensaje instó a continuar unidos como Iglesia, también abogó porque sigan las cosas buenas y que “cambie lo que tenga que cambiar”.

El santuario estaba repleto de feligreses, religiosas, sacerdotes y seminaristas, quienes recibieron con aplausos al cardenal, ya en la parte final de la misa, que fue oficiada en su reemplazo y por orden del papa Francisco por el arzobispo auxiliar de Montevideo (Uruguay), monseñor Milton Luis Tróccoli.

Saludo del Santo Padre

Abril y Castelló, arcipreste de la Santa María La Mayor y considerado brazo derecho del papa Francisco, expresó que el Sumo Pontífice le encomendó hacer llegar su saludo cariñoso a los feligreses y pidió permiso para llevar de la Diócesis de Ciudad del Este otro para el Papa. Los presentes le respondieron con aplausos.

Después exhortó a seguir amando a la Iglesia para que crezca, instó también a continuar unidos en torno a ella y que lo que haya que cambiar, que cambie.

Para disipar dudas acerca de su estado de salud, indicó que nada más fue un “bajón de presión”. Dijo que “gracias al Señor” está bien, ya recuperado. Entre risas comentó que el Santo Padre se asustó, que le llamó y preguntó qué le había pasado, y que él le respondió que no fue nada, que “hierba mala nunca muere”.

El cardenal Abril y Castelló y monseñor Tróccoli fueron enviados por el papa Francisco para intervenir la Diócesis de Ciudad del Este, y este fin de semana se espera que eleven su informe.

Livieres reitera que fue a pedido suyo

Mons. Rogelio Livieres Plano, obispo de la Diócesis de Ciudad del Este, quien concelebró ayer la misa de las 18:00 en la catedral San Blas, aseguró nuevamente que la “visita apostólica” se realizó atendiendo un pedido que él mismo hizo a la Santa Sede hace dos años e indicó que no hay intención de separarlo del cargo. “No hay ningún programa de removerme a mí, nunca lo hubo y me lo ha hecho conocer”, expresó al ser consultado ayer por periodistas a la salida de la Gobernación de Alto Paraná.

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