Cae el “sintierra” Rubén Villalba por matanza en Campos Morombí

El dirigente “sintierra” Rubén Villalba (47), principal sospechoso de haber desatado el 15 de junio pasado la matanza en Curuguaty, donde murieron seis policías y 11 campesinos, fue capturado por efectivos de la Policía ayer de mañana en su guarida en la colonia Guyrakeha de Canindeyú, a 40 kilómetros de “Campos Morombí”.

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Sin embargo, el operativo ya se inició el miércoles de tarde, cuando un equipo especial compuesto por 22 efectivos de distintas secciones de Investigación de Delitos, encabezados por el comisario Gilberto Fleitas, partió rumbo a Canindeyú, luego de que un informante revelara la ubicación exacta de Rubén Villalba.

Al grupo inicial se sumaron otros cinco agentes de Investigaciones de Canindeyú, más el jefe de Policía local, comisario principal Benito Núñez Lezcano, y el fiscal Jalil Amir Rachid.

Ya cerca de la medianoche, los efectivos dejaron sus vehículos en lugares pocos poblados y marcharon por el monte por más de tres horas, sorteando arroyos y esterales, hasta acercarse a una precaria construcción, en medio del monte, donde se suponía estaba Rubén Villalba.

El primer anillo que ingresó al monte fue comandado por el subcomisario Tomás Paredes Palma, camarada del fallecido Erven Lovera Ortiz.

Apareció de repente

Justo cuando comenzaba a amanecer y en medio del frío, los efectivos se posicionaron cerca de la casa de madera donde presuntamente estaba el dirigente campesino, pero grande fue la sorpresa de los mismos intervinientes cuando vieron salir al hombre desde otro sector del bosque.

Rubén Villalba no había dormido esa noche en la casa de madera, sino que entre aserrín acumulado cerca de un horno de carbón, ya que así se resguardaba mejor de los bichos, y justo estaba yendo a su refugio para juntar sus pertenencias.

Un suboficial vio a Rubén Villalba acercarse a él y le ordenó que se detuviera. Por un momento, el prófugo intentó correr, pero inmediatamente otro suboficial armado con un fusil Galil lo alcanzó y lo acostó en el suelo.

Al ser esposado, lo único que Rubén Villalba pidió fue no ser asesinado. El dirigente tenía un cuchillo, pero prácticamente no opuso resistencia al arresto.

Asunción

Rubén Villalba fue trasladado inmediatamente a la Fiscalía de Curuguaty, donde se abstuvo de declarar, y posteriormente al Juzgado local, donde tampoco declaró. Finalmente, una nutrida comitiva policial lo condujo hasta la capital del país.

Tras ser fichado en Investigación de Delitos, a la tarde pasó al Departamento Judicial y finalmente ingresó al penal de Tacumbú.

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