Aumentan a cinco guardias asesinados por el EPP

La Policía encontró ayer en un monte, a orillas del río Ypané, el cuerpo de la quinta víctima del ataque del EPP en la estancia “Lagunita” de Tacuatí. Se trata de un guardia de seguridad que intentó correr, pero fue baleado desde atrás, luego azotado y finalmente ejecutado de un tiro de fusil en la nuca, al igual que sus otros cuatro compañeros. Los cuerpos fueron rescatados en helicóptero porque no había garantías para una incursión.

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TACUATÍ, Dpto. de San Pedro (Iván Leguizamón, Carlos Schatebehk y Roberto Torres, enviados especiales; Omar Acosta, corresponsal).El cuerpo hallado ayer es del guardia de seguridad Ramón Nolberto Ayala Insaurralde (49), oriundo de la compañía Tacuara del distrito de Horqueta, Concepción.

Agentes de las fuerzas especiales de la Policía localizaron sus restos en un monte, cerca del cauce del río Ypané, no muy lejos del campamento donde también fueron asesinados sus compañeros Feliciano Coronel Aguilar (38), Jorge Sebastián Rojas Vera (25), Catalino Ortiz Larrea (60) y Pedro Pablo Ramírez Esquivel (22).

Los cinco cuerpos fueron rescatados recién ayer de mañana, a raíz de que no había suficientes garantías para incursionar en la zona del atentado debido a la posibilidad de que los miembros del EPP hayan dejado minada su ruta de escape.

Ayala Insaurralde intentó correr al ver que sus compañeros fueron emboscados por el EPP, pero uno de los criminales lo siguió por el monte y lo derribó de un tiro en la nalga. Al caer al piso, el trabajador fue brutalmente azotado en la espalda y luego ejecutado de un tiro de fusil en la parte posterior de la cabeza, al igual que las otras víctimas, según confirmó ayer el forense del Ministerio Público, Pablo Lemir.

En principio, se creía que había solo cuatro fallecidos, pero con el hallazgo de ayer se confirmó que cinco humildes trabajadores resultaron ser las víctimas de esta nueva ofensiva violenta del EPP en la zona de Tacuatí, la séptima en el citado distrito.

Decenas de efectivos policiales que fueron movilizados hasta la zona de la masacre coincidieron en señalar que este atentado fue planificado y ejecutado casi “a la perfección” por los criminales. Aparentemente, la intención de los secuestradores era matar a los guardias civiles y luego también asesinar a la mayor cantidad de policías que llegaran a la escena. De hecho, utilizaron al capataz Celso Acosta, quien fue el único sobreviviente del grupo de trabajadores, como carnada para atraer a los uniformados, ya que lo liberaron para que justamente diera aviso a las autoridades.

Los cuatro primeros cuerpos descubiertos fueron sacados del área en un helicóptero, mientras que el cadáver de Ayala Insaurralde fue llevado en una patrullera hasta el Hospital General del departamento de San Pedro, que funciona a 42 kilómetros, en Santa Rosa del Aguaray. En dicho nosocomio, se vivieron escenas de mucho dolor, a medida que iban llegando los familiares de los fallecidos, quienes a gritos reclamaron justicia y castigo para los integrantes del EPP.

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