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El presidente de la Cámara de Diputados Juan Bartolomé Ramírez (PLRA) no recibió aún el dictamen que debía elaborar el asesor jurídico de la institución, Fernando Zárate, sobre el caso que involucra al diputado colorado José María Ibáñez.
Se trata de la contratación de tres personas, Favio Ernán Gómez, Viviana Falcón y Éver Isaac Falcón, como funcionarios de la Cámara Baja, pero, en realidad, todos ellos oficiaban de cuidadores de la casa quinta que posee el legislador en Areguá.
Además, los trabajadores ni siquiera percibían la totalidad de los sueldos que se les había asignado. Gómez, en conversación con nuestro diario el 28 de noviembre pasado, había señalado que solo cobraba 1.200.000 guaraníes, al igual que Éver, mientras Viviana percibía solo G. 500.000, mientras en la Cámara Baja figura que cada uno de ellos tiene un salario de G. 2.500.000. Existirían pruebas de que los cheques librados por la Cámara a nombre de los trabajadores fueron efectivizados por el legislador.
Zárate había prometido entregar su dictamen la primera quincena de enero, sin embargo no lo hizo hasta ahora. El funcionario había adelantado su opinión al decir que no encontró irregularidades en el caso.
La fiscalía no está de acuerdo absolutamente con esta versión. Según el Ministerio Público, existe por ejemplo una alta probabilidad de que las planillas de asistencia de los caseros a la Cámara de Diputados hayan sido elaboradas todas en un mismo día.
La fiscalía señaló que la investigación del caso seguirá y el dictamen de Zárate no es vinculante.
Ibáñez, junto a su esposa, la exmodelo Lorena Plabst, están imputados por cobro indebido de honorarios y estafa. En la Cámara de Diputados está pendiente el pedido de desafuero del legislador.
El acusado en todo momento se declaró inocente. Dijo que las personas mencionadas sí prestan servicios en la Cámara de Diputados desde agosto pasado.
El diputado también viene soportando el reproche de la ciudadanía. El pasado viernes fue obligado a abandonar el restaurante capitalino O Gaúcho, hasta donde fue a cenar junto con su esposa y un grupo de personas.
Al grito de “que se vaya, que se vaya”, la gente prácticamente lo corrió del lugar.