Asalto a subcomisaría fue en abierta violación a protocolo de operaciones

Los componentes militares que actuaron en el asalto a la subcomisaría 27ª de Hugua Ñandu operaron en abierta violación al protocolo de operaciones y sin una coordinación con la Policía.

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De acuerdo a su carácter, el operativo fue estrictamente militar. Tanto el informe de inteligencia como la planificación y la ejecución se manejaron en esferas del Comando Operacional Conjunto, a cargo del Gral. Brig. Bartolomé Pineda Ortiz.

Según los datos a los que accedieron los efectivos castrenses, Magna Meza acudiría a una fiesta de cumpleaños la noche del 8 de mayo último, a metros del citado puesto policial.  Y ante una eventual incursión de fuerzas operativas para arrestarla, contaría con respaldo policial para cubrir su fuga.


El procedimiento se sustentó en información obtenida unilateralmente por los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas, cuyos elementos nunca contrastaron los detalles ni con la Policía ni con la Fiscalía.


La ejecución no fue coordinada con la Policía, en una abierta contradicción a las órdenes del presidente Fernando Lugo, según lo explicado.


Errores


Las falencias de los militares estuvieron a la vista desde su inicio, es decir, desde los trabajos de inteligencia, ya que la información sobre la presencia de Magna Meza en Hugua Ñandu también había llegado a la Policía a fines de abril, aunque fue descartada ya que tanto el informante como los parámetros del dato no eran confiables, según lo relatado. El desarrollo del operativo fue deficiente a todas luces. No existe explicación lógica para movilizar a unos 350 militares en más de 20 vehículos en un viaje de una hora y media en una zona "minada" de campanas del EPP.


De haber sido eficaz el cerco militar en Hugua Ñandu, teniendo en cuenta la cantidad de efectivos movilizados, no existía forma material de que Magna Meza escapara, ni aun teniendo a toda la dotación de la subcomisaría como resguardo.


Sospechas


De haber existido policías sospechosos de dar protección al EPP en Hugua Ñandu, bastaba con que el mando militar exigiera el traslado de los efectivos de la zona, ante la inminencia de la operación, de modo  a garantizar el éxito.


Según  la fuente, la mayor parte del personal que se halla en Hugua Ñandu pertenece a las fuerzas especiales, es decir, no forma parte del cuadro permanente de la unidad. Son relevados cada 15 días, por lo que resulta difícil que absolutamente todos se hayan complotado para proteger a Magna Meza.

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