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El primero de los motines comenzó a las 16:50, cuando los guardiacárceles se preparaban para trasladar a Óscar Rotela a la cárcel de Emboscada para su mayor seguridad. Fue como consecuencia de la masacre ocurrida en la tarde en la Penitenciaría Regional de San Pedro, que dejó como saldo nueve muertos y varios heridos de gravedad.
Los amotinados de Tacumbú se alzaron contra los funcionarios penitenciarios, pero luego de dos horas de tensión la situación fue controlada y Rotela fue llevado a otra prisión.
Ya en la noche, cerca de las 20:30, se produjo otro alzamiento, cuando un grupo de convictos prendió fuego a un montículo de residuos, sillas, mesas, camas, colchones y objetos de plástico que acumularon dentro del tinglado.
La situación se tornó incontrolable, por lo que intervinieron otra vez las fuerzas policiales y los bomberos para apagar el fuego y repeler a los rebeldes. Para ello usaron gases lacrimógenos y balines de goma.