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Ayer declaró el excomandante Críspulo Sotelo e intentó desligarse del proceso por el asesinato del joven dirigente liberal Rodrigo Quintana y un armero dijo también que el suboficial imputado, Gustavo Florentín (23 años), tenía su arma letal dos días antes del ataque.
Pese a que cada día surgen elementos nuevos que desbaratan la versión oficial del ataque a la sede del PLRA, donde fue ejecutado por la espalda el presidente de la Juventud Liberal del distrito de La Colmena, Rodrigo Quintana (26), quieren hacer creer que no hubo orden superior de ingreso al local.
En la víspera, la fiscala Lorena Ledesma tomó declaración indagatoria al excomandante de la Policía Nacional, Críspulo Sotelo, además al exjefe de la Agrupación de Seguridad, Julio Melgarejo, así como al jefe de Investigación de Delitos, Fidencio Rivas.
Todos insistieron en que el atropello a la sede del partido opositor, ubicada en Iturbe entre Teniente Fariña y Manuel Domínguez, de Asunción, se dio en respuesta a un “pedido de auxilio” del Sistema 911, por un ataque vandálico frente al diario ABC Color.
Rivas fue el único que brindó declaraciones a la prensa antes de presentarse ante la fiscala Ledesma. Dijo que fue informado que salía un pelotón para esa cobertura, pero añadió que no recibió detalles sobre el procedimiento posterior.
A su vez, precisó que llegó a la escena del crimen de Rodrigo Quintana dos horas después, ya con la Fiscalía y funcionarios del Laboratorio Forense.
Sotelo “tampoco sabía”
La fiscala Lorena Ledesma dijo que el entonces comandante de la Policía Nacional, Críspulo Sotelo negó haber dado órdenes directas de ingreso al local del PLRA, y también señaló desconocer si tal orden existió.
“Sí dijo que estaban en constante comunicación porque conversaban entre ellos sobre la contingencia que tenían en esos momentos”, indicó la representante del Ministerio Público.
Sotelo se retiró raudamente tras su declaración y burló las preguntas de la prensa.
Preso, pero con arma
El exjefe de la Agrupación de Seguridad de la Comandancia, comisario principal Julio Melgarejo declaró ayer que el suboficial ayudante Gustavo Florentín, único procesado por la muerte del dirigente liberal Rodrigo Quintana, podía acceder a armas letales para cumplir funciones dentro de la Comandancia. Esto precisó la fiscala Ledesma.
Melgarejo, que fue “rajado” tras este escándalo, inclusive había remitido un escrito al juez Nelson Romero que ordenó el arresto del joven efectivo por un caso de violencia familiar, donde detalló que su inferior escapó de su unidad, tomó una escopeta de la armería y un casco táctico, supuestamente sin ninguna orden verbal ni por escrito.
Ahora ensayó otra excusa. “Melgarejo dijo que la orden de arresto no tenía que ver con cumplir funciones dentro de la Comandancia, sino tenía que ver con no poder irse a su casa y en ese entendimiento él prestaba servicios dentro de la dependencia”, expresó la agente.
Respecto a su cambio de versión, la investigadora señaló que el jefe policial ejerció su derecho a la defensa y “algunas preguntas no respondió”.
Para reforzar esta versión, el Suboficial primero Francisco Javier Aguilar Rivero, jefe de la Armería de la Agrupación de Seguridad y Comandancia, declaró en carácter de testigo que no existe constancia de un registro de armas de uso no letal dentro de la Comandancia, pero que Gustavo Florentín retiró un arma letal el miércoles 29 de marzo, dos días antes del asesinato en el PLRA.