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–¿De dónde sus habilidades con los robots? Robótica es un nombre que nos parece todavía lejano...
–Soy el primer instructor paraguayo certificado por la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh, Pensilvania. Ya hemos formado más de 150 profesores que hoy están en laboratorios de 42 instituciones multidisciplinarias con el modelo educativo Stem, que por sus siglas en inglés es ciencia, tecnología, ingeniería y matemática. Es un nuevo modelo que rompe un poco los paradigmas de la educación convencional. Hice experiencias como gerente técnico de Reeduca Paraguay y en la Liga Nacional de Robótica. También fui tutor para el desarrollo de un vehículo con navegación autónoma aplicando algoritmos de control. Soy miembro activo de la REC Foundation (Robotics Education & Competition), conformada por la NASA, la Universidad de Carnegie Mellon y Vex Robotics.
–Tuvo un reconocimiento en el Parlamento...
–Me dieron un premio “Honor al Mérito” en la Cámara de Diputados por haber ganado a 1.650 equipos de 44 países en Louisville (Kentucky). Fuimos tres veces campeones en los Estados Unidos con nuestros equipos. Yo fui el coach de la delegación paraguaya de robótica. El equipo ganador pertenece a la Universidad del Cono Sur de las Américas.
–¿En qué se destacaron?
–Tuvimos el mejor diseño, la mejor construcción, la mejor bitácora... Se compitió con un robot desarrollador de problemas de las áreas de ciencias, tecnología, ingeniería y matemática. Le ganamos a los estadounidenses, a los chinos, a los neozelandeses... En robótica se puede construir de todo, hasta un robot que va a buscar la cerveza de la heladera, dándole comandos simples y estándares.
–Los robots causaron sensación en esa demostración que hicieron en Navidad (en la sala de niños con cáncer) en el Hospital Acosta Ñu.
–Sí, nos divertimos mucho. Son los robots “Pepper” y “Nao” del Parque Tecnológico de Itaipú. Interactuaron con los niños. Ellos les daban un comando clave para hablar, caminar, para sentarse y hasta bailar. Bailaron la Macarena (se ríe). El software fue desarrollado por profesionales paraguayos. Humanizamos un poco la tecnología. La tecnología es amigable. La gente tiene que saber eso.
–¿Por qué la robótica?
–La robótica tiene una aplicación trasversal en el sistema educativo. Todos los niños que acceden a los planes educativos de robótica hoy pueden cambiar su nota de un 2 a un 4 automáticamente, y en seis meses, le aseguro. Lo hemos demostrado con números. Están los niños catalogados como cabezudos o problemáticos. En realidad, son niños que tienen una capacidad inteligente que necesitan explotar y que se puede canalizar por medio de la robótica. Se desarrolla motricidad fina, un pensamiento lógico y crítico. Ellos ya saben el por qué de las cosas. A la pregunta: “¿Qué es la circunferencia?”. Y 2pi por radio es la distancia lineal de una circunferencia. La distancia recorrida por una circunferencia es 2pi por radio. Ahí ellos entienden. La cuestión es bajar a tierra la teoría. Tenemos un colegio de niñas donde están diseñando un cortador de pasto autónomo. Yo también tuve una experiencia en México a donde fuimos a construir robots usados en la última catástrofe para encontrar gente sepultada por el terremoto. Nuestros prototipos fueron utilizados para reducir el peligro a los rescatistas. El robot hace un escaneo y si encuentra una actividad envía una señal a la central más cercana...
–¿Cuál es el plan para Paraguay? No es una materia muy difundida y además debe ser cara...
–El desafío es llegar a la gente de menores recursos. Creo fielmente que en el interior hay tantas personas con tanta capacidad como en las grandes ciudades y que solo esperan su oportunidad. Hay que darle espacio.
–¿Desde qué edades se tiene que introducir Robótica en la escuela?
–Desde el primer grado. Tenemos al colegio Gabriel Casaccia Bibolini que fue campeón mundial implementando robótica a su malla curricular. Es un colegio modelo de Areguá. Hay otro en Villeta. Yo fui a tocar las puertas. Les pregunté: “¿Les gustaría trabajar en esto?” y aceptaron. Al principio, fueron pocos los que creyeron en nosotros. Hoy tenemos 500 estudiantes y sus familias involucradas en Asunción y el Gran Asunción. Ellos cambiaron su forma de pensar... El concepto de construir es fundamental. Se trabaja con sensores, que son como los sentidos para los seres humanos. Son los ojos, oídos y el tacto del robot. El representante de la NASA (la agencia aeroespacial) nos decía que experimentaron cinco años en un proyecto de millones de dólares. El día del lanzamiento se perdió todo. Explotó. Tuvieron que comenzar de nuevo. Cinco años más tarde ya plantaron en Marte un equipo. Superaron frustraciones, miedos y equivocaciones. No se detuvieron hasta resolver el problema. El proceso correcto es: diseña, construye, programa y deslumbra...
–¿Dio resultado esa campaña “una computadora por niño”?
–Para mí fue un fracaso. No estuvo orientado para cerrar el circuito. Le entregaban una computadora y no había monitoreo. Nunca cerraba el circuito en donde los chicos se reintegraban al sistema. Ahora estamos en la era de la industria 4.0, el internet de las cosas, la inteligencia artificial, la biotecnología, la nanotecnología. Tenemos que estar preparados para lo que se viene. Acá hay un tabú, un miedo, por eso no despegamos. El sistema Stem es un círculo virtuoso de mejora continua. Un niño puede entender demasiado bien programación igual que un universitario. Le entrega un material, le capacita, le monitorea y le desafía. Ellos se empoderan y se adentran aún más.
–¿Por qué muchos padres evitan que los niños pequeños accedan a celulares? ¿Es cierto que les entorpece?
–En la didáctica les puede ayudar si es que esa educación está orientada. La matemática es abstracta pero existen aplicaciones en el celular orientadas a aprender.
–El dibujito o el jueguito es lo que se impone en niños y jóvenes...
–“Gamificación” le llaman, la técnica de aprendizaje que traslada la mecánica de los juegos al ámbito educativo profesional con el fin de conseguir mejores resultados. Todo lo que sea “gamificado” tiene un impacto superior en esta generación. Es el enfoque que tenemos que darle para cambiar la cultura. Si gamificamos las soluciones, los chicos lo toman, se empoderan y mejoran, que es lo importante.
–¿Por qué los padres tienen miedo?
–Lo que atrofia a los chicos es que se pasan viendo cualquier estupidez. No se le orienta. Los padres usan la tecnología como una salida para que sus hijos dejen de molestar. Está bien que no molesten pero también hay que ayudarles. Decirles: “usá esta aplicación”. No se puede culpar a la tecnología por el mal uso.
–¿Por qué los asiáticos son los más destacados en tecnología? Corea, Singapur, Japón, China...
–Imagínese. Ellos están muy desarrollados pero yo insisto, no son más que nosotros. Si uno busca la excelencia tiene que ser disciplinado y ordenado aquí y en la China. Si planifica en orden con los ingredientes que uno tiene, se puede atacar el problema. Yo llegué a hacer robot de basuras. Sacamos de desarmaderos, fabricamos piezas de cartón, hicimos rueditas con botellas. No hay impedimento ni límite. Cada uno, desde un lugar distinto, puede ayudar a desarrollar un proyecto. Uno construye, otro programa, otro diseña...
–Cómo empezó usted...
–Yo empecé en mi casa, en Campo 9. Desde muy pequeño me gustó la ciencia. Estaba en la escuela técnica, en administración de negocios. De ahí fui a la Facultad de Ciencias y Tecnología de la Universidad Católica donde me recibí en Ingeniería Electrónica. Me recibí de técnico en Robótica en Carnegie Mellon. Hicimos el primer Robotics Days en Paraguay en 2015 con la Universidad Americana. Ya había en el Paraguay ese año el robot limpiapiso autónomo. Usted lo pone en el piso y limpia solo. Termina el día y queda todo limpio. Hubo más de 900 personas. Me di cuenta lo interesado que está la gente en esto. Hace dos meses, el Gobierno me distinguió con el cargo de director del Parque Tecnológico de Itaipú desde donde vamos a incentivar el aprendizaje de esta materia que considero fundamental para nuestro futuro. En el agro específicamente vamos a trabajar mucho en el monitoreo de plantaciones, regadío, control de suelo, sensores, composición, del suelo, plagas, imágenes satelitales para poder hacer una radiografía del suelo. Uno de mis objetivos también es tener la primera constelación de satélites del Paraguay. Son varios satélites lanzados para monitorear nuestro suelo, tener una métrica más exacta de nuestro crecimiento y en qué podemos explotar mejor nuestra riqueza...
–El día que alguien solucione los cortes de energía en este país ya va a ser un gran logro...
–Está en nuestros planes mejorar la distribución y tener un servicio constante de energía para que la gente no sepa más lo que es corte. Se trata del Smart Mit, subestaciones más pequeñas telecomandadas. Se puede aislar el área con problemas y automáticamente redireccionar el consumo. Son llaves que trabajan en milisegundos. Puede haber un corte y en un microsegundo conectar de nuevo automáticamente. Es una red inteligente. Se usa en Canadá y Chile..., un proyecto que puede tardar año y medio para estar operativo.
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