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–Usted consiguió que la Cámara de Diputados se pronuncie sobre la situación política de su país.
–A los cubanos que no nos cansamos de pregonar por el mundo los abusos contra los derechos humanos que comete la dictadura de la dinastía Castro, nos alienta el gesto de la legislatura paraguaya, de reconocer nuestro derecho a decidir soberanamente a través de un plebiscito el porvenir de Cuba bajo el sistema democrático y republicano.
–¿Recibieron este tipo de apoyo de otras legislaturas en el continente?
–Lo hemos recibido en otros momentos. Estamos creando un movimiento que presione a favor del derecho a elegir de los cubanos.
–¿Es difícil conseguir que los gobiernos se interesen?
–Muchas veces es así. Creo que tiene que ver con la influencia del Gobierno cubano y con la amenaza tácita que representa el Gobierno cubano ante cualquier expresión que lo contrarie. Inmediatamente mandan a la Cancillería a protestar por supuesta intromisión en los asuntos internos, en el mejor de los casos. No se puede desconocer tampoco la gran injerencia del gobierno en los movimientos guerrilleros de toda la región.
–¿Incluido Paraguay?
–¿Por qué no? Ellos están infiltrados en los movimientos sociales, hasta en la seguridad del Estado como en Venezuela. Ellos tienen poder para ejercer un chantaje tácito (hace alusión a los becarios y exbecarios). Se manejan como una organización criminal, con bastante impunidad. Hay como una “hemiplejía moral” (parálisis de un lado del cuerpo causada por una lesión cerebral o de la médula).
–Algo parecido pasó con Paraguay cuando fue expulsado del Mercosur por los presidentes de Argentina, Brasil y Uruguay (Cristina Kirchner, Dilma Rousseff y José Mujica). Querían que ingrese Venezuela y Paraguay se oponía. Pero el movimiento se desinfló después de la muerte de Chávez.
–Se desinfló hasta cierto punto porque han quedado estructuras regionales como la Celac, creación de Hugo Chávez y Fidel Castro, cuya intención es restarle validez a la OEA de la cual es parte Estados Unidos. Se crean así foros en los que se trata de hacer la vista gorda a las violaciones de derechos ciudadanos y nadie cuestione la conducta criminal que siguen estos dictadores.
–¿Cómo es la vida cotidiana de un cubano? No hay prensa libre pero ¿tienen internet?
–No existe prensa libre. Tampoco hay acceso a internet.
–¿No se puede wasapear?
–No se puede. De hecho, la aplicación está bloqueada. Los cubanos no pueden contratar un servicio de internet en sus celulares. Hay internet en algunas empresas. Los universitarios tienen algunos megas de acceso supercensurados y vigilados. Hay como 100 puntos con wifi en el país a los cuales uno puede conectarse, pero una hora de conexión cuesta alrededor de tres dólares y los cubanos ganan 25 dólares al mes.
–Pero ¿cualquiera puede acceder a un celular?
–No todos tienen. Es caro tener celular y mantenerlo.
–¿Por qué no pueden lograr que se vaya la familia Castro del poder?
–Hay mucha represión. El Gobierno ha respondido con una represión salvaje contra los promotores del Proyecto Varela, que es una iniciativa de “Cuba Decide” para que el Gobierno llame a un plebiscito como establece la Constitución. El referéndum busca obligar al Gobierno a preguntar a la ciudadanía si está de acuerdo en que se llame a elecciones libres y se garanticen derechos como los de expresión, asociación; se libere a los presos políticos y se garantice la libertad de empresa. La respuesta del Gobierno fue represión y cárcel para los líderes y muchos firmantes del proyecto Varela. A mi padre, Oswaldo Payá, lo mataron hace tres años. A otro líder del proyecto, Orlando Zapata, lo dejaron morir en la cárcel en 2010. Estaba en huelga de hambre en protesta por las torturas y maltratos a que era sometido.
–¿Qué era su padre?
–Mi padre encarnaba la alternativa democrática. Coordinó el proyecto Varela y fue líder del Movimiento Cristiano de Liberación. Fue detenido varias veces en su juventud. Estuvo en campos de castigo de trabajos forzados por tres años. Siempre fue perseguido, vigilado.
–¿Cómo lo mataron?
–Simularon un accidente automovilístico. Murió con él el activista Harold Cepero Escalante. Un carro de la seguridad del Estado lo embistió en una carretera. Estaba acompañado de dos extranjeros, uno sueco y otro español, al primero lo liberaron una semana después y al otro seis meses después. Ninguno recuerda las circunstancias. Solo recuerdan uniformados que los sacaron del carro y los llevaron al hospital. Mi padre y Harold Cepero llegaron muertos. El joven español, que quedó más tiempo detenido, denunció que fue sometido a torturas, drogado, para que se declare culpable de homicidio culposo. Nunca nos dieron ni la autopsia.
–¿Es un retroceso para ustedes la apertura de relaciones diplomáticas con Estados Unidos?
–Ha tenido consecuencias no tan deseables como es el hecho de que ahora Raúl Castro es un general dinástico. No sé qué posición adoptará la administración norteamericana, pero con los Estados Unidos o sin ellos los cubanos no vamos a dejar de exigir nuestro derecho de ser libres. Muchos creen en el mundo que en Cuba se está produciendo un proceso de apertura, lo cual no es real. Es más, el discurso de Raúl Castro es: “Aquí no ha cambiado nada”.
–¿El efecto de la visita del Papa?
–Escuchar un mensaje distinto a la letanía del régimen siempre es motivo de alegría y de fiesta.
–Pero es innegable la fiebre para invertir.
–Tiene que ver con todo lo exótico de un país que ha vivido 56 años en el totalitarismo y el aislamiento. Hacen un show mediático por la apertura de la embajada y el mundo tiene impresión de que Cuba va a cambiar. Yo también tengo la impresión, pero el cambio no vendrá por la buena voluntad del Gobierno. Lo que el Gobierno está gestando es una transición disfrazada para quedarse como está, para mantener sus intereses, sus recursos. Les da igual pasar del comunismo salvaje a un estado corporativo estilo chino, o uzbeco (de Uzbequistán, desprendimiento de la Unión Soviética) que es un país que tiene el mismo presidente desde hace 25 años. Ellos van a optar por aquel sistema que siga aportando réditos a la nomenclatura.
–¿Cómo es posible que mantenga el poder a tan avanzada edad?
–Hay todo un enorme aparato que mantiene las estructuras, la infiltración en el exterior y el control con el aparato de inteligencia y la represión.
–¿Quiénes lo ejecutan?
–Hay un grupo de generales, con la familia Castro a la cabeza. Los hijos son las figuras que aparecen ahora... Alejandro y Mariela Castro, los hijos de Raúl Castro.
–¿Tienen buena preparación intelectual?
–(hace gestos de desaprobación)... Aparecen, hablan con los medios... Hay otras figuras como el vicepresidente Miguel Díaz-Canel. Se lo menciona como uno de los sucesores.
–Y ¿los generales?
–Algunos son conocidos, como Ramiro Valdez y otros que prefieren el anonimato. Ellos también tienen a sus hijos y sus familiares para controlar sus intereses.
–¿Cuál es el botín que se reparten?
–Imagínese un país que era muy rico y que hoy está en la miseria. Imagínese cómo estarán sacando utilidades de las empresas que tienen repartidas por el mundo, capitales sin control resguardados en bancos internacionales, paraísos fiscales.
–¿No se diferencian en el modus operandi de dictadores con fortunas que se conocieron después de su caída, como Noriega, Duvalier, Sadam, Kadafi, el norcoreano o el mismo Chávez?
–Mi padre decía que las dictaduras no tienen color político. Son simplemente dictaduras y esta es una más, una bien cruel, totalitaria, de las peores... A los Castro no les importa pasar por encima de los derechos y la vida de otros seres humanos.
–¿Es cuestión de tiempo para saber todo lo que tienen?
–Ya hay mucho que se sabe. La revista Forbes ubica sistemáticamente a Fidel Castro en la lista de los hombres más millonarios del mundo.
–Así como ubica a la hija de Hugo Chávez.
–La corrupción y el robo de los recursos que pertenecen al pueblo son una constante en este tipo de regímenes. Hasta hoy no podemos saber la cantidad exacta de asesinados y desaparecidos. Lo vamos a saber cuando ellos se vayan, así como se conoció la lista de las víctimas de Pinochet cuando se fue del poder.
(holazar@abc.com.py)