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Hace ya dos meses y medio que el gobierno pide a la ciudadanía que aguante en sus casas y respete la cuarentena decretada para hacer frente a la pandemia del coronavirus. A lo largo de este tiempo, varias de las compras de importantes insumos que debían ser destinados a la emergencia sanitaria fueron salpicadas por vicios de irregularidad y corrupción.
Todos estos procesos tienen algo en común: todos tienen conexiones con poderosos políticos.
Los tapabocas de oro
El primer caso de corrupción denunciado públicamente en los procesos de compras de insumos salpicó a la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac), que compró tapabocas a G. 30.000 la unidad, muy por encima del precio real.
La institución, encabezada entonces por Édgar Alberto Melgarejo Ginard, adjudicó a una empresa de maletín denominada Proyectos Global SA que tenía como supuestos dueños a una pareja de veinteañeros.
En realidad, los tapabocas fueron comprados por el mismo Melgarejo, que luego los revendió a Proyectos Global para que finalmente llegaran a la institución a su cargo.
El escándalo le terminó costando el cargo a Melgarejo, que ahora está imputado junto a otros varios altos funcionarios de su confianza.
Melgarejo era considerado como uno de los hombres fuertes del primer anillo tanto del presidente de la República, Mario Abdo Benítez, como del vicepresidente, Hugo Velázquez.
Algunas fuentes señalan que fue uno de los aportantes más importantes de la campaña proselitista que llevó a Abdo a la presidencia.
El cuento chino de Justo
El nombre de Melgarejo volvió a aparecer en otro caso más. Junto a Raúl Silva Busto, secretario del Comité Ejecutivo de Yacyretá, fueron los encargados de gestionar el avión carguero en el que llegaron insumos y equipos de bioseguridad que las firmas Insumos Médico SA y Eurotec SA, ambas propiedad de Justo Ferreira, debían proveer al Ministerio de Salud Pública.
Melgarejo y Silva fueron quienes se encargaron de ofrecer los espacios en el avión carguero que llegó el pasado 18 de abril desde Hong Kong, China.
El mismo Justo Ferreira reconoció que para conseguir el flete para las mercaderías que importó desde Asia conversó con Gerardo Peyrat, padre de Esteban Peyrat, quien se presentaba ante los empresarios proveedores del Estado como el hombre de confianza de Melgarejo y Silva.
Las empresas de Ferreira fueron adjudicadas con más de G. 85.000 millones para proveer insumos y equipos de bioseguridad que el Ministerio de Salud Pública debía entregar al personal médico.
Un informe de la Contraloría General de la República reveló que toda la licitación estuvo “viciada de irregularidades” en cada una de sus etapas.
El Ministerio de Salud Pública había rechazado las camas y varios insumos debido a que no cumplían con las especificaciones técnicas que había solicitado la cartera.
La Comisión Especial de Supervisión de Compras Covid-19 (CESC) reveló, por su parte, que las firmas de Ferreira importaron mascarillas N95 que no eran de uso médico y que llegaron al país sin marcas, pero fueron entregadas a Salud Pública mágicamente con marcas.
Amigos del vice, otra vez
Mediante un concurso de compras realizado por la fundación Tesãi y que será pagado por Itaipú Binacional, el Ministerio de Salud estuvo a punto de comprar tapabocas de la empresa fabricante Flavors of América, ubicada en Ciudad del Este. La firma, en la que anunciaron tener inversiones los futbolistas Ricardo Tavarelli y Roque Santa Cruz, también pertenece a Walid Amine Sweid, empresario que con otros socios comerciales viene siendo investigado por el Ministerio Público desde 2014 por lavado de dinero y evasión de impuestos; además de ser amigo del vicepresidente de la República, Hugo Velázquez.