El comportamiento ciudadano es la clave contra el covid-19

Se dice que en el sudeste asiático están gestionando mejor la crisis. Mientras allá se trabaja con datos informáticos y tapabocas, por estas regiones se llega tarde y se levantan fronteras. El embajador coreano Don In Shik Woo ofrece en esta entrevista detalles de las armas que utilizan en su país, reconocido por la OMS por el combate con éxito al coronavirus y recomienda confianza, transparencia, voluntad y disciplina en las medidas sanitarias.

Don In Shik Woo, embajador de Corea, explica la estrategia  que utiliza su país contra el coronavirus

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–¿Por qué se dice que Corea manejó en forma exitosa la campaña contra el coronavirus?

–Nuestras autoridades sanitarias hicieron un esfuerzo para evitar la propagación masiva del virus sin coartar la libertad de nuestros ciudadanos.

–¿No hicieron cuarentena?

–Nunca hubo una cuarentena obligatoria tan fuerte como en otros países. Se trató siempre de que la ciudadanía tomara conciencia para hacer el distanciamiento social. Nunca fue una imposición.

–Los restaurantes no se cerraron.

–No.

–Los parques.

–Tampoco cerraron.

–Y ¿las visitas familiares?

–Siguió todo igual. Usted puede visitar a su padre, a su madre. Cada uno sabe los límites para mantener el distanciamiento. Los ciudadanos colaboraron voluntariamente. Todas las medidas que adoptamos no restringieron la libertad, tanto es así que se realizaron las elecciones como estaban previstas y no hubo ningún problema.

–Elecciones en plena pandemia.

–Fue el primer caso en el mundo.

–Las autoridades sanitarias sabían que solo la vigilancia sanitaria no era suficiente para enfrentar esta pandemia y que era indispensable la participación activa de la ciudadanía. Para eso se requería la confianza del pueblo hacia sus autoridades. La transparencia de los actos fue clave a pesar de que las informaciones no siempre fueran positivas. En ese sentido se buscó siempre informar rápido, concreto, exacto y transparente. Se trabajó siempre en coordinación con el pueblo, con las empresas, con el sector privado.

–¿Cuál fue la estrategia para aislar a los contagiados?

–Se recurrió a un testeo masivo proactivo, agresivo pero al mismo tiempo innovador siempre con la colaboración de la gente. La rápida detección es fundamental para enfrentar al virus. Por día, se extraían como 20.000 pruebas. Ya tenemos unos 600.000 análisis acumulados. Se distribuyó un kit de detección o diagnóstico. La empresa privada colaboró con el Gobierno desde que se detectó el primer caso en enero. En 10 días, un tiempo récord, ya se distribuyeron los kits de detección. Se hicieron exámenes a los conductores de vehículos, por un lado, y a los peatones, por otro lado. Esta iniciativa fue reconocida a nivel mundial y muchos países lo adoptaron en sus campañas. Este sistema reduce la posibilidad de contagio con los que toman la muestra. Se reduce también la posibilidad de contagio con la gente que espera hacerse la prueba. Se redujo también el costo de detección. No se necesita construir una megainfraestructura. Aparte, se hizo el seguimiento de los infectados a través del uso de tarjetas, cámaras de seguridad, GPS, datos informáticos que eran publicados, todo en forma transparente.

–¿Acaso eso no se vulnera la privacidad?

–No se identifica personalmente a quién se hace el seguimiento. No es que se le descubre sino la zona y el itinerario que hizo. Una novedad también es la aplicación de control de los infectados, el self quarentine.

–¿Para qué sirve?

–Los infectados bajan una aplicación para controlar la evolución de los síntomas. Dos veces al día, desde Vigilancia de la Salud se le llama a verificar el estado del infectado. Con su consentimiento se le rastrea a través de GPS. Si el aislado sale de su zona, suena una alarma y se detecta. Corea tiene un sistema universal de salud pública que abarca a toda la población. Tal vez se puede pensar que el sistema sanitario puede entrar en colapso. Sin embargo, eso no ocurrió. Se dividió a los infectados en cuatro categorías: leve, moderado, severo y muy severo. A los dos primeros se les aisló en un centro de atención no hospitalario.

–Una residencia, como se hace aquí ahora.

–Exactamente. Una residencia temporal donde se le hace el tratamiento. A los severos y muy severos se los interna. De esa forma no se saturó el sistema hospitalario.

–¿En qué consiste esa vigilancia que tienen con el celular?

–Se le dice a los infectados y a los que tuvieron contacto con ellos que bajen la aplicación en su celular. Ellos tienen que reportarse dos veces al día sobre sus síntomas para seguir el desarrollo de la enfermedad.

–¿Es el único país que hace eso?

–No sabría decirle pero es el país que más impacto tuvo en este proceso. Es un trabajo coordinado entre todas las instituciones públicas en cooperación con el sector privado. Las personas que ingresan de afuera también tienen que bajar esta aplicación y reportarse obligatoriamente, sean extranjeros o nacionales.

–¿Cuál es la situación hoy? ¿Se acabaron los contagios?

–El primer caso detectado fue el 20 de enero. Hasta principios de febrero el contagio era bajo pero a principios de marzo hubo un contagio masivo dentro de una institución religiosa. Eso explotó la cantidad. Se llegó a 900 personas por día. Hoy estamos en un nivel muy estable. Estamos alertas ante la eventualidad de una segunda ola de contagio. En los últimos 10 días tuvimos 10 casos positivos. Son personas que llegan del exterior. Este miércoles no hubo ningún contagiado a nivel interno. El jueves hubo un solo caso. El resto es del exterior. Hasta la fecha, en Corea hubo un total de 10.774 casos confirmados. De número 2 en el mundo, hoy estamos en el puesto 35. Los recuperados son 9.072. Los fallecidos son 243. La tasa de mortalidad es de 2,3%, la más baja del mundo. La OMS y otros organismos internacionales han reconocido esto. Ahora estamos buscando formas más sofisticadas de detección para evitar y si es posible terminar con los contagios.

–Paraguay entra en la etapa de “cuarentena inteligente” desde este lunes. ¿Qué recomienda?

–Sé que Paraguay le va a dar desde este lunes un poco más de libertad de desplazamiento a los ciudadanos. Como le dije, en Corea nunca hubo una restricción a la circulación. Ni siquiera se cerraron las fronteras. Entonces, lo importante es el comportamiento ciudadano. Hay que confiar en las orientaciones de las autoridades sanitarias. Con el testeo masivo es posible aislar a los contagiados o a los potenciales portadores. Son indispensables: usar tapaboca, mantener la distancia. El día en que se reabran las fronteras, habrá que hacer un control cruzado entre los que ingresan e inclusive los que salen. Corea está dispuesto a compartir su know-how (conocimiento fundamental). Hasta podemos ofrecer orientaciones sobre elecciones seguras, ya que tuvimos esa experiencia, teniendo en cuenta que ustedes tienen programadas las municipales en 2021.

–¿Los niños ya volvieron a clase o sigue interrumpido todo?

–Las clases son virtuales. Pueden ingresar tres millones de estudiantes en tiempo real. No es una clase unilateral de maestro a alumno. Es de participación interactiva. No fue fácil adaptarnos para hacer estas clases virtuales. Se tuvo que aumentar la capacidad de todos los servidores. Era casi imposible pero se puso a punto en dos semanas. En Paraguay yo sé que las condiciones de infraestructura digital no están muy avanzadas pero la gente se adapta rápido. Nosotros podríamos ver cómo colaborar en esto. De hecho, también estamos preparando una donación de kits PCR de detección en tiempo real, a un costo de 250.000 dólares.

–Y ¿qué pasa si no hay infraestructura?

–Yo personalmente creo que en la zona metropolitana donde el acceso a internet es mucho más fácil podría mantenerse las clases on line. Pero sabemos que en el interior no se puede hacer eso y entonces, hay que recomenzar las clases pero obviamente tomando en cuenta todas las medidas sanitarias: mantener la distancia entre los alumnos o que las clases se desarrollen con tapabocas.

–¿Cuánta población tiene Corea del Sur?

–Somos 54 millones.

–¿Cuánto abarca su territorio?

–Un cuarto de territorio de Paraguay.

–Y ¿la economía no paró?

–La crisis económica por el coronavirus es mundial. Corea no está ajeno. Estamos en una situación de emergencia económica. Estamos analizando cómo mantener el apoyo a los pequeños y medianos empresarios. Ellos ocupan el 85% de nuestra estructura económica. Son los que más sufrieron por la pandemia. Les estamos ofreciendo créditos rápidos y a baja tasa de interés. Todos sabemos que el paradigma económico va a cambiar después de esta crisis. Por eso estamos buscando establecer estrategias para impulsar a las nuevas industrias en una forma más flexible y más proactiva. A pesar del mal, se abren nuevas oportunidades en muchos campos, como la telemedicina y la teleducación.

–¿Qué hicieron mal los países desarrollados, que quedaron tan golpeados: EE.UU., Europa?

–No respondieron en primera instancia. Es una opinión personal. Nosotros tomamos muy en serio porque ya estábamos sensibles contra las epidemias. En el 2003 tuvimos el caso del sars (Síndrome Respiratorio Agudo Grave). En el 2015 tuvimos el mers (Síndrome Respiratorio de Oriente Medio). Aprendimos que teníamos que estar preparados.

–¿Es cierto que los coreanos se sienten hoy más seguros en su país que afuera?

–Es cierto. Quieren regresar. Por suerte, nuestras fronteras no están cerradas y si encuentran un avión pueden volver. Pero al llegar tendrán que ir al aislamiento. Los resultados del test duran entre 24 y 48 horas.

holazar@abc.com.py

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