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En las calles se escuchaban bocinazos y gritos de júbilo. No era para menos.
Había caído Stroessner con todos sus generales y políticos más prepotentes, obsecuentes y corruptos.
Una larga noche opresiva que apenas dejaba respirar al Paraguay durante casi 35 años de pronto se esfumaba. Ni siquiera el anciano dictador esperaba ni mucho menos creía que su propio consuegro, el Gral. Andrés Rodríguez, su hombre de confianza más poderoso de las Fuerzas Armadas, lo acababa de sacar a cañonazos del poder y a costo de decenas de vidas inocentes.
Rodríguez aprovechó la coyuntura política internacional, que ya había dado las espaldas a Stroessner, y el descontento de un grupo de coroneles, cuyas carreras iban a quedarse truncas por el manejo irregular de la milicia de parte del dictador, más el apoyo de los colorados tradicionalistas, para hacer el golpe militar en la noche del 2 y 3 de febrero.
El fin de la dictadura, que se había sostenido en la trilogía Gobierno-FF.AA.-Partido Colorado, abrió las compuertas de una sociedad paraguaya sometida a base de persecución sistemática, torturas, muertes, prebendarismo, ignorancia, miedo, corrupción, atraso.
Todos los sectores de la sociedad asumieron el nuevo tiempo con expectativas de grandes cambios en el país. Un régimen democrático permitiría la transformación del Paraguay para estar a la altura de los países adelantados. Las injusticias e inequidades dejarían de imperar en un país institucionalizado y más equitativo.
La libertad de expresión y de organización dieron nueva dinámica a una sociedad semiparalizada por décadas. Medios de comunicación cerrados por la dictadura volvieron a abrirse y se agregaron los nuevos. Se enriquece la información, se ventilan las atrocidades y la corrupción del régimen caído y crece la opinión pública.
A nivel político, los partidos de oposición, como el PLRA (el más tradicional), el Partido Revolucionario Febrerista (PRF) y el Partido Demócrata Cristiano (PDC), además de varias nuevas agrupaciones, se lanzaron de inmediato a la competencia electoral.
En la ANR, los tradicionalistas, que en agosto de 1987 fueron desalojados del poder por los “militantes stronistas hasta las últimas consecuencias”, retornaron y coparon la conducción colorada.
En el sector social, los movimientos campesinos se organizan y llevan a la práctica sus reivindicaciones históricas de tierra. Se irán sucediendo las ocupaciones de miles de hectáreas que estaban en manos de los jerarcas stronistas. Muchos asentamientos surgieron de esta forma.
En el sector obrero, hay una eclosión de sindicatos y un gran sector forma la Central Única de Trabajadores (CUT). Atrás quedaba la Confederación Paraguaya de Trabajadores (CPT), apéndice del stronismo.
En la economía entra una fuerte corriente liberal de la mano del gobierno de Rodríguez, que vende varias empresas obsoletas y deficitarias del Estado, y del sector privado.
Los cambios a nivel político se acompañan con nuevas legislaciones, como el Pacto de San José de Costa Rica, la primera ley aprobada por el Parlamento de la transición para demostrar el cambio de paradigma a nivel de Estado en materia de Derechos Humanos, se aprueba la Ley Electoral y normas para el estímulo de la iniciativa privada.
Esta primera etapa de la apertura democrática termina con la aprobación de una nueva Constitución el 20 de junio de 1992.
El entusiasmo inicial pronto decayó por los graves conflictos a nivel político que provocaron fraudes, vendettas, magnicidio.
El sistema prebendario se expandió al igual que la corrupción. Las señales de esperanza sin embargo siguen por aquellos sectores ciudadanos, cada vez más numerosos, que persisten en sus luchas para un cambio.
Recordarán levantamiento militar
Hoy, en un oficio religioso que será a las 9:00 en el Obispado Castrense, situado en Luis María Argaña, entre Luis Enrique Migone y Presbítero Justo Román, cerca del Parque de la Salud del IPS, se recordará la gesta que acabó con 35 años de dictadura. El acto se hará en memoria del Gral. de Ejército Andrés Rodríguez, quien encabezó el levamiento militar contra Stroessner, y de todos los que participaron de la gesta revolucionaria, así como de los fallecidos durante y después de la acción militar.