Fortín Nanawa: “Defensa tenaz” ¡heroica!

Días previos al inicio de la primera gran batalla librada en el Fortín Nanawa (la segunda se libró en julio de 1933), en su acción ofensiva el invasor hostigó a Samaklay, Murguía y 10 Caballos, sitios defensivos ubicados en las proximidades. Tales hostigamientos anunciaban el grandioso ataque concretado con los armamentos más sofisticados: Blindados a oruga (tanques de guerra), aviones bombarderos y artillados, cañones de artillería (larga distancia) y lanzallamas. Ninguno de esos tenían los valientes defensores del lugar. Si caía Nanawa, sucumbían líneas de abastecimientos y el enemigo llegaría al río Paraguay aniquilando el sistema defensivo.

Fortín Nanawa, enero 1933. Oficiales de los Regimientos N° 7 y N° 13. Tenientes César Garay, Emiliano R. Fernández y otros.
Fortín Nanawa, enero 1933. Oficiales de los Regimientos N° 7 y N° 13. Tenientes César Garay, Emiliano R. Fernández y otros.Archivo, ABC Color

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Tan solo 1.622 hombres eran quienes estaban impávidos, impasibles imperturbables, impertérritos, inconmovibles, serenos, valerosos, denodados e intrépidos, en las trincheras de esa muralla viva, como escribió el tirteo verde olivo e inigualable vate, rapsoda, juglar y bardo guaraní Emiliano R. Fernández, quien fue herido estando en la línea de fuego en ese fortín. La fuerza real integraban: Reg. de Inf. (aún sin número y nombre) 530 hombres; R.C.4 “Acá Carayá” 430 hombres; R.C.5 “Acá Verá” 412 hombres; Escuadrón Divisionario 80 hombres; Artillería 50 hombres; Servicios 120 hombres. Con la llegada del Destacamento Brizuela que formaba con el R.I.7 “24 de Mayo” (640 hombres) y R.C.3 “Coronel Mongelós” (515 hombres), fueron 2.777 los heroicos combatientes que defendieron a sangre y fuego el estratégico lugar.

El teniente coronel Luis Irrazábal, su comandante, dispuso que la parte Sur fuese vigilada por la Caballería, en tanto que el Oeste resguarde la Infantería. El 19 de enero de 1933 la 2ª Compañía del Regimiento (s/n) con otra igual del Regimiento Nº 7, a los mandos del teniente Héctor Vallejos y el teniente César Garay, cubrieron los puestos avanzados frente a Samaklay, bajo orden directa del comandante del R.I. N° 1 “2 de Mayo” Sindulfo Barreto. Bajo lluvia torrencial ese Comando recorrió puestos avanzados (retenes) juntamente con el teniente César Garay (Vide: NANAWA: Sector de los Milagros, Mayor Sindulfo Barreto, pág. 344).

El 20 de enero, hacia las 5:30, comenzó la brutal y sangrienta avalancha del invasor con el intenso bombardeo de la artillería enemiga, fuego graneado hasta el mediodía, estimándose en no menos de 3.000 los disparos de sus potentes cañones, incluso alargando esos tiros. Seguidamente, se avistan en el cielo patrio 9 aviones enemigos que arrojan sus bombas y disparan sus mortales metrallas sobre los invencibles guerreros del Ejército Nacional. Ante la extraordinaria resistencia de los bravos y valientes compatriotas, rechazado el invasor vuelve a atacar los días siguientes (21 y 22) con la misma potencia bélica e igual y bravísima resistencia de los defensores del Fortín Nanawa. En esas horas sucedieron varios asaltos del enemigo, con abrumadora superioridad numérica, todos absolutamente contenidos por los invencibles, invulnerables, inexpugnables e imbatibles PILITAS.

Finalmente, con irracionalidad y total desprecio por las vidas de sus tropas, algunos pocos jefes enemigos ordenan nuevos asaltos que terminaron con las rupturas de varios cercos del invasor por los sufridos y valerosos defensores de Nanawa. A la Aviación paraguaya en campaña le cupo decisiva intervención al tiempo en que los proyectiles se terminaban, momento crucial para definir la suerte bélica de esa cruenta batalla. Los pilotosmilitares aterrizaron en Pozo Blanco a 15 kilómetros del Fortín, descargando allí las municiones transportadas, utilizadas para lograr la victoria.

El último intento –peligroso– para cercar Nanawa fue del Regimiento 41 (invasor) el 23 de enero, que de haber prosperado forzaría a los defensores realizar desordenada retirada o aguantar el asedio con imprevisibles consecuencias. Mediante el Regimiento “Acá Verá” por el valor y decisión de sus integrantes la feroz arremetida se desbarató y rechazó para siempre.

“Al atardecer del 23 de enero, llegó el ataque a su punto culminante. El enemigo cortó el camino Nanawa-Concepción. Estábamos incomunicados. El Comando nos dio a conocer la situación propia y la del enemigo. El enemigo acaba de cercarnos. Y prosiguió Irrazábal: vamos a resistir hasta disparar el último proyectil, recurriendo después a las bayonetas, y cuando estas se rompan, con las culatas de los fusiles y hasta con los puños; lo cierto es que todos debemos morir peleando antes que entregar Nanawa!” (Ibídem: pág. 353).

La 5ª División de Infantería –aguerrida, bizarra, gallarda e intrépida– fue madre de todas las unidades combatientes en el transcendental e indispensable Fortín Nanawa, sin olvidar que allí nacería el emblemático Regimiento de Infantería Nº 13 “Tuyutí”, así denominado por Decreto del Poder Ejecutivo, que anotició en Cifrado Nº 798/20, del 13 de enero de 1933, dirigido al Comando (Irrazábal), por el Comansur. El teniente Rivarola Fernández brilló y se cubrió de gloria en aquel, combatiendo e insuflando coraje y patriotismo a sus oficiales, soldados, enfermeras, médicos, choferes, cocineros, etc...

Al conmemorar y evocar la espartana defensa del Fortín Nanawa, lo hacemos con la votiva, perenne, vívida e invariable gratitud a esa pléyade de héroes y beneméritos de la Patria, quienes exponiendo sus vidas durante toda la contienda bélica desarrollada entre 1932 y 1935, en el Chaco Boreal, no permitieron que la mutilación y la deshonra degraden y humillen a la República del Paraguay ni a su Pueblo estoico. ¡Sirva tal hazaña y proeza de mejor ejemplo a la Juventud!

Sub-Teniente de Reserva

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