Plantean superpréstamo de US$ 20.000 millones vía Itaipú

Conrado Pappalardo Zaldívar, ex ceremonial del Estado y embajador plenipotenciario, último testigo de la decisión de construir Itaipú, propone que Paraguay negocie con Brasil un préstamo de 20.000 millones de dólares a pagar a la binacional para volcarlo al desarrollo. En esta entrevista, cuya primera parte publicamos ayer, Pappalardo plantea que el propio Presidente de la República vaya y negocie personalmente con su par de Brasil el Anexo C.

Conrado Pappalardo: “A nosotros nos conviene que se mantenga el precio con un préstamo fuerte y ese dinero invertir en infraestructura y en políticas de desarrollo para la generación de empleo...”.
Conrado Pappalardo: “A nosotros nos conviene que se mantenga el precio con un préstamo fuerte y ese dinero invertir en infraestructura y en políticas de desarrollo para la generación de empleo...”.Archivo, ABC Color

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–Así se hizo Itaipú...

–No fue tan fácil. Romeo Acosta era miembro del Consejo de Ministros como presidente del Banco Central. Le advirtió a Stroessner que el Banco Mundial, el BID, los centros financieros de Nueva York y Suiza exigían que se garantice el crédito, que era de unos 4.000 millones de dólares de entrada. Podía llegar a los 8.000 millones. Romeo le dijo al Presidente que el Paraguay no podía garantizar nada si nuestras exportaciones no pasaban de 50 millones de dólares. En todo caso, si aceptaban nuestra garantía, el Paraguay por 200 años no iba a poder contraer compromisos ni nada. La deuda externa iba a estar comprometida. Dijo que la única solución era que Brasil pusiera la garantía. Los bancos querían además que antes de comenzar la obra se asegurara la compra de la energía. Es natural. Si usted hace una obra, el mercado es fundamental. No teníamos esa plata. La solución fue que Brasil comprara la energía excedente que Paraguay no iba a utilizar, sin perder la soberanía energética. Paraguay fue con la posición de que Brasil asumiera toda la garantía de todos los préstamos. Paraguay tampoco tenía condición de consumir toda su parte, y puso como condición que Brasil comprara todo. Los brasileros hasta hoy lo ven como una imposición del Paraguay la obligatoriedad de consumir los excedentes.

–No al revés...

–Paraguay fue el que puso la condición. Aparte, Brasil aceptó pagar una compensación por usar la energía que le corresponde al Paraguay. Brasil sacó también una ley por la cual se obliga a las distribuidoras de energía de Brasil a comprar la energía de Itaipú al precio que impone Itaipú, no a precio de mercado. En muchos casos, el precio de Itaipú es mucho más caro que el precio de mercado, pero la ley obliga a las distribuidoras brasileras a comprar de Itaipú. Se recurrió a la ley para asegurar los ingresos necesarios para poder honrar los compromisos anuales que tiene la Itaipú. Gracias a eso se fue amortizando la deuda de Itaipú.

–¿Por qué siempre se habló de precio irrisorio? “Tiré mi tratado al río para mirarlo como se hundía”, decía la canción que satirizaba...

–Volvemos otra vez a confundir el tema del “precio irrisorio” con la compensación. Esa compensación no es el precio de la venta de la energía. El precio de la energía, de 44 dólares, no es de Paraguay ni Brasil. Es de Itaipú. Itaipú vende. Si Paraguay va a revender, tiene que comprar de Itaipú para revender después.

–Y si Paraguay quiere revender a terceros países...

–Como sea, tiene que comprar primero. Tiene que comprar 1.500 millones y después salir a vender. No tiene ni pies ni cabeza la discusión.

–¿Cual es la discusión?

–El Anexo C. Ese es el punto. El tratado establece que se tiene que revisar a los 50 años. El Tratado entró en vigor el 13 de agosto de 1973; por lo tanto, a partir del 14 de agosto del 2023 se cumplen las condiciones. Pero no podemos esperar el 2023. Para la determinación del costo del servicio de electricidad, el componente principal de la tarifa es el servicio de la deuda, que es 60%. Quedan 2.000 millones en 2020, misma suma en 2021, pero en 2022 ya cae a 1.500 millones. Queda una colita chiquita para 2023. Eso significa que la tarifa baja automáticamente. Para setiembre de 2021, ya se tiene que calcular la tarifa para el 2022. Si no se contrae otra deuda, la tarifa se va a desplomar 60% más o menos. Mucha gente piensa que nos vamos a repartir los 2.000 millones entre Paraguay y Brasil. Y no es así.

–¡Qué hay que hacer!

–El tema es negociar un nuevo componente, otra deuda. No está en el tratado que la deuda debe ser cero en el 2023. Mi idea es tomar un préstamo anticipado de 20.000 millones; 10.000 para cada país. Traer al Paraguay 10.000 millones de dólares para invertir en un fondo de desarrollo de infraestructura y que Itaipú administre. De esa forma, la tarifa no se va a modificar. Una modificación a la baja solamente beneficiará a ANDE y Eletrobras, y no a los dos países. A los paraguayos nos beneficia tener ese toco de dinero para invertir en desarrollo. A Brasil no le mueve la aguja 10.000 millones de dólares. A nosotros, sí. Ellos tienen un mercado desarrollado, nosotros no. Nosotros gastamos el 87% de nuestra energía en aire acondicionado familiar. Con la baja de la tarifa a partir de 2023, no va a generar desarrollo.

–Pero se eleva la calidad de vida...

–¡Pero qué necesidad hay de bajar el precio para mejorar la calidad de vida! Tenemos que usar el dinero para generar empleo. Mi recomendación es invertir en un préstamo que se revierta en ingresos al país. Desde luego que si nada se hace ahora, la tarifa se va a desplomar naturalmente. El precio bajará 60%. Mi teoría es que no baje, o que baje hasta un punto intermedio.

–¿Brasil puede estar de acuerdo?

–No será fácil convencerlos. Ellos ya dijeron públicamente que están preparándole a Itaipú para ser una empresa competitiva en el 2023. Eso significa reducir los costos de Itaipú para tener una tarifa baja. Es la línea del ministro de Economía, Paulo Guedes, para reactivar la economía. Es una línea política que hoy no nos conviene en Itaipú. A nosotros nos conviene que se mantenga el precio con un préstamo fuerte, y ese dinero invertir en infraestructura, primero energética (construyendo más hidroeléctricas) y, después en políticas de desarrollo para la generación de empleo...

–Qué consiguió el Paraguay con 40 años de vigencia de Itaipú. Es lo que la gente se pregunta...

–Hay que figurarse cómo iba a ser hoy el Paraguay sin Itaipú y sin Yacyretá. Íbamos a estar a lo mejor con una pobreza tremenda o, de repente íbamos a ser un país más altamente dependiente de nuestros vecinos. Seguramente, íbamos a estar comprando muy cara la energía o íbamos a estar seguramente desarrollándonos con otras tecnologías, porque nuestros ríos interiores no es que son tan buenos para hidroeléctricas como se cree. Íbamos a estar más avanzados seguramente en energía eólica como Uruguay. Se pueden imaginar mil cosas. Qué podía haber sido el Paraguay sin Itaipú y sin Yacyretá, sin petróleo ni nada. Hay que imaginarse. Paraguay se desarrolló sin ninguna duda. La única que se estancó fue la ANDE. Se quedó en el tiempo, en la década del setenta.

–Con todo el despilfarro que hubo, ¿Paraguay acaso no perdió su oportunidad de desarrollarse?

–¿Alguien me puede decir cuánta plata ingresó desde que se firmó el Tratado de Itaipú? En 45 años, Paraguay recibió 20.000 millones de dólares. Son 450 millones de dólares por año en promedio, libre de polvo y paja. ¿Qué hicimos nosotros con esa plata? ¿En qué se gastó? No sé.

–Hace falta reasegurar la plata para que unos cuantos no se lleven todo de nuevo...

–Mi propuesta es traer recursos vía Itaipú, sin contraer ninguna deuda, sino a través de una operación financiera. Es una decisión que le corresponde al Presidente de la República. La decisión es política. El presidente Abdo tiene que ir a negociar con el Presidente de Brasil. Los técnicos están para ayudar a darle forma a los números.

–¿Cuál es la propuesta para que no le endilguen de “entreguista”?

–Repito: en el 2023, de 40 dólares que hoy cuesta la energía de Itaipú, va a bajar a 15 más o menos. Las beneficiarias serán ANDE y Eletrobras. Yo quiero que se beneficie el Paraguay. Entonces, tenemos que aumentar la deuda de Itaipú a 20.000 millones, 10.000 para Paraguay, y se sigue pagando la deuda en la misma forma que ahora. Sin deudas encima del Paraguay, con la inyección de ese préstamo vamos a poder hacer todas las obras públicas que son necesarias para nuestro desarrollo. Es cierto, vamos a estar todos felices si la tarifa baja de 40 a 15 o 12 dólares en 2023. Pero, ¿y después? A mí me gustaría que se aproveche la coyuntura y acordar con Brasil algo que puede ser fundamental para el desarrollo.

–¿Y la libre disponibilidad que la gente reclama?

–Eso no es Anexo C. No está en la mesa de negociación. Dependerá de que Paraguay plantee en la mesa de negociación y que nuestro socio esté dispuesto a tratarlo. Paraguay va a plantearlo seguramente, pero de una forma muy distinta.

–¿Discutir cargos, director ejecutivo, preeminencia de brasileños, gestión paritaria, no está previsto?

–Eso es Anexo A. La discusión de 2023 es Anexo C, que tenemos que ver ahora ya. Si no llegamos a un acuerdo en 2021 y llega el término en 2022 cuando caiga automáticamente la tarifa, nunca más se va a volver al precio de hoy. Este año tenemos que acordar este asunto. Finalmente, los Presidentes son los que tienen que negociar personalmente.

–Cualquiera diría que estamos por entrar a discutir con un gorila. ¿Tanta malicia hay en Brasil para embromarle al Paraguay?

–Yo no pienso que esté en el alma de ellos perjudicar a su socio y vecino, pero no hay que descuidar que se trata de una negociación, y si sacan ellos mejor tajada, es porque tienen talento o más conocimiento. Entonces, tengamos cuidado, seamos prudentes y vayamos a negociar, no a imponer, porque vamos a necesitarnos dentro de pocos años cuando se acaben las fuentes de generación de energía. Hay que ir a pelear y tener presente que a partir de ahora tenemos que trabajar sobre Corpus, Itatí-Itacorá y lo que queda de las obras hidroeléctricas binacionales. Aparte, tenemos que invertir en más generación de energía, explotar la energía eólica, la solar para consumo habitacional, y destinar la hidroeléctrica a las industrias...

(FIN)

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