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Teatro, olla popular, batucadas, escraches frente al Ministerio de Salud, al Indert, intervenciones en diferentes puntos de la ciudad y en el interior del país, carteles de repudio contra tantos feminicidios, contra los abusos sexuales que sufren miles de niñas y adolescentes pobres y que son obligadas a dar luz (otras niñas mueren en el parto o después de él), formaron parte de las movilizaciones de mujeres por el 25N, en conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, bajo el lema “La injusticia nos mata, oñondive jejahei’yre”. Cerca de 40 mujeres ya fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas en lo que va del año 2019. Se vieron pancartas de solidaridad con el pueblo boliviano y la bandera wiphala (de siete colores utilizada por algunas etnias andinas de Bolivia).
El grupo de mujeres amigas y compañeras de Sabrina Breuer, víctima de feminicidio el 17 de diciembre del 2017, participó igualmente de la marcha y criticó las dilaciones en su caso en el Poder Judicial. La violencia y el feminicidio no tienen clase social y afecta a todas por igual. Antonella Bo, amiga de Sabrina, criticó que se busca justificar asesinatos acusando a las mujeres de que eran “drogadictas” (casos Sabrina, Paola y el reciente de Mayra). “La injusticia es la misma para todas. Seguimos esperando que se haga justicia por la muerte de Sabrina”.
La dirigente campesina del Frente Mujer, Dora Flecha, dijo que este Estado lo único que ha hecho es fortalecer aún más la violencia contra las mujeres. “Los desalojos violentos, niñas violadas, niñas que mueren en el parto, la crisis social, económica y política lo único que hace es fortalecer aún más la violencia. Este Estado corrupto y anti popular se convierte en cómplice de los hechos de violencia y feminicidios en nuestro país”.
La marcha partió de la Plaza Italia en una mezcla de banderas, consignas y carteles de diferentes colores. La primera intervención teatral fue en frente del Ministerio Público, acerca de la figura de los jueces justificando que no era para tanto que el hombre sea condenado por eyacular nomás en un caso de violencia sexual hacia una menor. Representa la autoridad conservadora del sistema de justicia. La otra puesta fue de niñas madres. La imagen de una niña con su uniforme de colegio y embarazada y la otra niña representaba la depresión y angustia que sufren por quedarse embarazadas y no asisten a clases. Frente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, varias mujeres vestidas de negro rezaban el rosario sin escuchar a nadie más y una mujer que lloraba porque fue víctima de violencia y quería ser escuchada. Las mujeres gritaban ¡Iglesia y Estado, asunto separado! La marcha culminó en la plaza de la Democracia con la lectura del manifiesto, música y baile.