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En mayo del año pasado se desataba la operación “Cambio, desligo” (Cambio y fuera, por su nombre en español). Atónitos veíamos cómo los brasileños desplegaron una operativa para detener a Darío Messer, considerado por el entonces presidente paraguayo Horacio Cartes como su “hermano del alma”. Pero también atónitos vimos cómo aparecían por primera vez nombres de cambistas paraguayos y casas de cambio del Paraguay: Era el caso de Yrendagué Cambios, vinculada a Lucas Mereles que aparecía con nombre en código LucasPy en el sistema de registro del grupo Messer.
Ha pasado un año y seis meses y la casa de cambios –hasta donde se sabe– no solo no fue molestada por lo menos para preguntar sobre las acusaciones de haber lavado dinero en el país sino que ni le abrieron proceso a Lucas Mereles –hasta donde se sabe–. Mereles era uno de los que hacía transferencias del dinero que recibía desde Brasil hacia una cuenta corriente de nombre CITO en el Banco Evergreen que movía Messer.
Los informes oficiales emitidos por los organismos oficiales del Brasil (Policía Federal y Fiscalía) eran contundentes: Describían de qué manera Darío Messer había movido unos 1.600 millones de dólares, lo llamaban el “doleiro de doleiros” o “cambista de los cambistas) y lo acusaban de ocultar multimillonarias cifras de sobornos recibidos por el exgobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral.
Los informes oficiales describieron detalladamente la operativa que incluía cómplices en varias ciudades brasileñas y también en Uruguay y Paraguay. Los cómplices de Messer que habían caído presos lo delataron a él y al resto de su equipo, delataron los sistemas que usaban para llevar sus registros, mover el dinero dentro y fuera del Brasil.
Ciegos, sordos y mudos
Los entes jurisdiccionales del Paraguay pretenden ahora poner sus propias responsabilidades sobre el hombro de las investigaciones del Brasil ignorando que hay sospechas de comisión de delitos en suelo paraguayo, que deben ser investigados por autoridades fiscales y financieras locales.
El caso MESSER ha utilizado sin asco y en su provecho casas de cambio y cambistas que operan en la frontera, y NINGUNO de ellos ha sido molestado en búsqueda de documentaciones y pruebas que pudieran armar un caso.
El caso de Yrendagué Cambios, de Lucas Mereles, es el más escandaloso de todos y su existencia es inclusive reportada en la documentación de la Comisión Bicameral que investigó el caso Messer. Pero Yrendagué no es la única casa de cambios mencionada por los delatores de Messer.
En momentos en que Paraguay atraviesa el más duro examen de integridad financiera y la amenaza de volver a ingresar a la lista gris de países que toleran el lavado de dinero, las autoridades están demostrando una llamativa pereza y lentitud. La rosca mafiosa que operó impunemente en Paraguay para lavar dinero usó no solamente bancos estatales sino varias otras entidades y casas de cambio que fueron denunciadas pero no investigadas y mucho menos sancionadas año y medio después de estallar el escándalo.
mabel@abc.com.py