Le dieron cinco años por fabricar aceite de marihuana para epilépticos

El ciudadano Edgar Martínez Sacoman, de 42 años, fue condenado a cinco años hallado culpable de tenencia de 20 ml y 100 gramos de marihuana en su heladera. Fabricaba aceite de marihuana para niños con epilepsia. En esta entrevista, Martínez relata su testimonio y pone al descubierto la actuación de ciertos fiscales y jueces cuya conducta se identifica más bien con los que imparten el mal antes que justicia.

Martínez: “El cannabis es neuro-protector. No tiene efectos colaterales”.
Martínez: “El cannabis es neuro- protector. No tiene efectos colaterales”.

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–Usted dice que lo condenaron por fabricar aceite de marihuana para niños con epilepsia.

–Me dieron cinco años porque consideraron que era muy leve la pena de dos años y medio que me encajaron en primera instancia en 2017.

–La sentencia es de ahora...

–Sí, la nueva sentencia es de hace unos días. El fiscal que me acusó es Elvio Aguilera Vázquez. Él no fue tan implacable cuando propició la libertad de un concejal de Hernandarias en cuya propiedad se encontraron 136 kilos de marihuana. Fiscales de Asunción tuvieron que intervenir en el caso Cucho Cabañas enjuiciado por narcotráfico. Cuando le preguntaron a él, dijo que no le conocía. En cambio, en mi caso aseguró que yo comerciaba con la marihuana.

–¿Quiénes fueron los jueces?

–Zunilda Martínez, Herminio Montiel y Evangelina Villalba, de Ciudad del Este. Hay otros tres camaristas que hicieron de mi vida un infierno: Miryam Meza, Isidro González y Aniceto Amarilla. Son los que liberaron al policía acusado de violación de niños, González Areco.

–¿Cuántos kilos tenía?

–Cuando me allanaron en julio de 2016 yo tenía 20 ml y el equivalente a 100 gramos en proceso de extracción en agua, congelada en la heladera. No servía para consumo. A todas luces era para uso medicinal, pero el fiscal por poco no se declaró adivino. Aseguró que yo traficaba. Nunca pudo probar nada. Mire cómo cambia cuando se enfrenta con gente influyente. Por sus dudosas actuaciones en otros casos hasta lo denunciaron al Jurado de Enjuiciamiento.

–¿Cómo se metió en este lío?

–Yo tenía mi trabajo, que era visitar el campo en la recolección de semillas, de minerales. Yo soy ambientalista. Tenía mi vehículo que empeñé para afrontar el juicio. Tengo bastante conocimiento de las propiedades de la marihuana. Mi mamá murió de cáncer en el 2003. Padeció como cinco años. Andaba a base de morfina. Vivió drogada hasta su muerte. Es terrible. Mi hermana vino de España, Islas Canarias, para el sepelio y me fui con ella después de nuestra desgracia. Vivíamos cerca de un instituto de investigaciones del cáncer. Me llamó la atención un curso sobre medicinas alternativas para paliar el sufrimiento. Ya se hablaba del cannabis. Desde entonces, hace 16 años que estoy con el cannabis. Ni siquiera un médico tiene la experiencia que tengo yo. El cannabis es una alternativa que puede salvar la vida de las personas, que puede aliviar su dolor, que le puede dar una mejor calidad de vida. Si yo hubiera sabido antes, cuánto dolor le podía aliviar a mi madre, gustoso iba a aceptar 100 años de condena también. Tiene que ver cómo sufren esos niños con epilepsia. Quién puede soportar eso de verles temblando sin poder hacer nada, o el dolor que padece la gente con cáncer. Están postrados en su cama. A la gente humilde yo les enseñaba a hacer su propia medicina. Su precio es prohibitivo...

–¿Cómo se usa el aceite de marihuana?

–Se mezcla la resina (de marihuana) con aceite de coco o de oliva y se le da al enfermo dos o tres gotas vía oral, dependiendo del grado de dilución. Otra forma es sublingual. Se le pone debajo de la lengua donde tenemos unas venitas. Eso va directo al torrente sanguíneo. Tiene una mejor absorción. Hoy día debe haber más de 10.000 familias que usan aquí en el Paraguay. Más de 400 enfermedades pueden ser tratadas con cannabis.

–Cuáles son las más comunes...

–Epilepsia refractaria: se le da por lo menos dos gotitas antes de dormir al niño dependiendo de la pureza que tenga. Después, durante el día se le puede administrar otras dos gotitas. Eso le protege. Qué es la epilepsia. Es un shock eléctrico en el cerebro que hace que la persona convulsione. Parece que se está electrocutando. El cannabis es un neuroprotector que evita el choque eléctrico. No tiene efectos colaterales. Si no se trata, la secuela que deja la epilepsia, además del peligro de muerte, es muy grave. Los niños que convulsionan mucho enseguida se mueren. Los choques eléctricos en el cerebro son tremendos. Es muy triste de ver. Todo eso explicó el doctor Iván Cattebecke en el juicio oral. Declaró dos horas con proyectores. Pero a la hora de la sentencia, la jueza (Zunilda Martínez) se lavó las manos como Pilato. Dijo que los magistrados no están para determinar si es medicinal o no, y que la ley es muy clara en el tema de tenencia de marihuana. Entonces, ¿para qué se fue el médico?

–Cuánto cuesta el aceite...

–Cuesta un millón 800.000 guaraníes ahora. Hace poco nomás se le autorizó importar legalmente al laboratorio Lasca...

–¿Qué dijeron sus testigos?

–Testigos no me faltaron. En el primer juicio oral nos pasamos llorando por la impresión que causaron los testimonios. Una de mis testigos era Cinthia Fariña, la presidenta de Mamá Cultiva Paraguay. Otro fue Justo Ortiz, a cuyo hijo le dieron tres meses de vida y ahora ya hace siete años que sigue vivo y con buena salud. Está Marcelo Muller que sufrió un accidente de tránsito. Capotó su auto. Tiene más de 20 cirugías reconstructivas. Su cráneo, su columna tiene platino. Los analgésicos no podían detener su dolor, aparte estaban los efectos colaterales. Después de tomar el aceite de cannabis mejoró notablemente su calidad de vida. Hoy juega fútbol y todo. Comparecí a unas 30 sesiones de juicio oral. Tuve cuatro juicios orales. Dos fueron suspendidos en la etapa culminativa. En el último no fueron admitidos ni mis pruebas ni mis testigos. Me condenaron ya en el primer día.

–¿Para qué más se usa la marihuana?

–Hay casos de cura de cáncer. Se puede tratar la diabetes, migraña, Alzheimer, mal de Parkinson. A la gente de edad le mejora la calidad de vida. El cannabis también se utiliza bastante para uso externo: artrosis, artritis, dolores de cadera. No hay un solo caso registrado de muerte por uso de cannabis. Esos que afirman que es peligroso, mienten. Si es un exceso, es otra cosa. Hasta el agua es un peligro en exceso.

–Los que están en contra dicen que crea adicción...

–No es cierto. No crea adicción física o dependencia física. Puede crear dependencia sicológica, pero física no. Nadie tiembla o le agarra un ataque porque deja la marihuana o el derivado de la marihuana como el aceite. No es como consumir cocaína o crack. El alcohol puede matar, el cigarrillo también. La marihuana ¿a quién le mató? Usted no va a escuchar que alguien tuvo cáncer de pulmón por fumar marihuana. Hasta para asma es recomendable. Fíjese qué contradicción. Paraguay es uno de los mayores productores del mundo de marihuana destinada al narcotráfico, y a mí me condenan a cinco años por tenencia de 20 ml y 100 gramos en agua congelada. Es ridículo. No me condenan a mí. Condenan a gente que sufre enfermedades que causan muchísimo dolor.

–¿Usted tiene una idea de cómo cortar la adicción a las drogas?

–Con la marihuana se puede. “Reducción de daño” se llama. Usted le quita el vicio del crack con el consumo de aceite de cannabis o fumar, para que el vicioso se vaya tranquilizando y desintoxicando de a poco para que no convulsione. Incluso a los niños se les hace vaporización de marihuana para casos de dolores crónicos, de epilepsia y demás, cuando hay un ataque crónico. A un cocainómano o vicioso del crack no se le puede sacar así porque sí su vicio. Si usted le saca de un golpe va a convulsionar. Son agresivos. Puede ser muy peligroso.

–¿Los testigos finalmente no le sirvieron?

–Sirvieron para el primer juicio. En este último juicio ya no admitieron. La condena estaba cantada. Me negaron el derecho a la defensa. Qué sentido tiene un juicio oral si al acusado no le dan la posibilidad de presentar pruebas ni testigos. Hay una ley que reconoce al cannabis como medicina. El Senado sancionó una ley que autoriza el autocultivo. Un decreto-ley autoriza a los campesinos y a los indígenas a cultivar.

–¿Qué haría usted si un juez responsable decide cambiar el fallo y lo libera hoy?

–Si a mí me liberan voy a volver a hacer lo mismo. Si no hago es como un delito de omisión de auxilio. Yo sé que esta medicina puede salvar vidas. Si no se actúa es como dejar morir a un niño sabiendo cuál es la fórmula que puede detener su muerte, más todavía en un país como este donde hay más plantaciones de marihuana que mandioca o batata. Hay millones de toneladas. Somos el segundo productor después de México. Somos número uno en narcotráfico en Sudamérica pero en contraste, los más atrasados en protección de la salud. La Senad, en vez de gastar tanto dinero en la represión y en apresar indígenas y cultivadores campesinos tiene que gastar más su plata en investigación de la salud.

–¿Por qué cree que le aumentaron la condena?

–Es una persecución para escarmentar a los que descubrimos que se puede abaratar el tratamiento de un enfermo. Lo que ameritaba era una absolución. Yo creo que la idea de esta gente, o de los que les mandaron que me condenen, es que yo sea un ejemplo, y que a partir de esta condena nadie se anime a plantar el remedio en su casa. Esta es una medicina natural, un pohã ñana más como cualquier otro remedio. Lo que ellos están defendiendo creo yo son los intereses de los laboratorios que están vendiendo esto mismo pero a precios prohibitivos. No creo que sea gratis esta persecución. Es ridículo lo que hicieron habiendo leyes que me amparan.

holazar@abc.com.py

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