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En su exposición ante el tribunal, Ocholasky había asegurado que el arma se disparó en forma accidental, durante un forcejeo con Vera. Incluso aseguró que, de haber querido dispararle, hubiera vaciado el arma contra la víctima.
A su vez, tanto la defensa de Núñez como la de Giménez coincidieron en señalar que sus representados nada sabían del operativo y que acudieron al mismo prácticamente engañados por Ocholasky.
Neffa pidió dos años de prisión para Ocholasky, mientras que los defensores de los otros acusados solicitaron absolución.
En la tarde de ayer, el tribunal de sentencia integrado por los magistrados Luis María Yaryes, Sandra Farías y Antonio Ocampos concluyó en forma unánime que los acusados estaban en pleno conocimiento de la reprochabilidad de sus acciones.
El informe del perito forense José Bellasai -quien afirmó que la víctima fue torturada- y el relato del testigo Antonio Franco -quien afirmó haber visto a Vera ya moribundo en la parte trasera del vehículo en que se encontraban Ocholasky y Giménez dos días después de su desaparición- fueron determinantes para desvanecer los argumentos de la defensa.
En ocasión de formular la acusación, los fiscales Adolfo Marín, Javier Contreras y César Alfonso solicitaron 25 años de prisión para Ocholasky y Giménez por homicidio doloso y una condena de 8 años de penitenciaria para Núñez, por privación ilegítima de libertad.
En la tarde del 22 de setiembre del año pasado, José Vera fue interceptado por los agentes en las inmediaciones de Tablada Nueva y llevado hasta una zona despoblada de Ypacaraí, donde fue posteriormente ultimado de un balazo en la cabeza y enterrado en una fosa común.
Ellos sabían que cometían un error, estaban en conocimiento de la falta que cometían porque, al detener a alguien, tenían que haber comunicado la aprehensión a la fiscalía en forma inmediata y no lo hicieron, señaló Yaryes, al informar la decisión del tribunal.