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Según el doctor Sixto Barrios, propietario de la clínica en la que se internó el joven luego de sufrir un accidente de tránsito, llamativamente los representantes de la iglesia le dijeron que él no necesitaba de ninguna autorización para realizar la transfusión; sin embargo, Juan Pastor Gill y María Gloria Bazán, padres de la víctima, admitieron no haber permitido que su hijo reciba la sangre a través, porque la misma iglesia prohíbe.
El galeno señaló que los visitantes no se identificaron en ningún momento y que por esa razón prefirió no hablar con ellos.
También recordó que en el centro asistencial a su cargo se hizo todo lo posible para salvar la vida del adolescente, pero no se logró debido al impedimento de los padres y una tía (Meide Gill) de la víctima, además de representantes locales de Testigos de Jehová, entre ellos el pastor Gonzalo López.
El doctor Barrios comentó que el adolescente Magno Gill Bazán decidió retirarse de dicha congregación religiosa cuando sentía su muerte y pidió que se le realice la transfusión, pero ya fue tarde. Nosotros hemos recurrido a otras estrategias llevando a sus familiares a otras salas, pero en un momento una de sus tías retiró la aguja de una de sus venas, en momentos en que ya recibía la sangre donada por su abuelo Hipólito Bazán, señaló el galeno. Por otra parte, afirmó que ellos (los médicos) no recibieron ninguna orden judicial para actuar como corresponde, al referirse al fiscal Richard Alarcón, quien fue convocado por otros familiares de la víctima.
Intentamos dialogar con los representantes de la referida iglesia y uno de ellos, con tono porteño, se limitó a manifestar que los padres de Magno Gill se encontraban en un profundo dolor y que en su momento informarán de lo acontecido.
Posteriormente, ante nuestra consulta se negaron a identificarse.