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El asesinato de los menores se habría producido ayer cerca de la 01:00 de la madrugada. El descubrimiento del horrendo crimen ocurrió a las 05:00, unas cuatro horas después. A esa hora, Egidio Caballero Rivas (29), padre de los menores y concubino de la mujer, se apersonó a la casa con intención de despertar a su pareja ‘‘para ir a una consulta médica’’, tal como ella le pidió la noche anterior.
En sendas cartas de despedida, en un cuaderno de 20 hojas, la mujer explicó los motivos que le impulsaron a tomar la criminal determinación. En la misma, acusa a su concubino de haber intentado abusar sexualmente de una hija suya de 7 años y de estar manteniendo relaciones sentimentales con otras mujeres identificadas como Mirta y Angelina.
CON ROTURAS, CORTES EN LAS MUÑECAS E INTOXICACION
Las tres criaturas asesinadas presentaban rotura cervical y corte en las muñecas. Dos de ellas, Nadia Vanina y Fabricio Iván, tenían secreción espumosa en las fosas nasales y la boca, una característica de muerte por intoxicación, según el doctor Nelson Gustavo Fernández Meza, quien actuó de forense.
Una buena cantidad del referido material, impregnado con sangre, fue encontrado en el lugar del suceso. Con el fin de rematar su criminal acción, Sonia Isabel, presumiblemente, procedió a desnucar a las tres criaturas. Luego, ella se cortó también las muñecas y el cuello, con una aparente intención de suicidarse.
Una soga hallada en el dormitorio de la vivienda constituye otra de las evidencias de la intención de la mujer de quitarse la vida.
Sin embargo, la filicida no tuvo tanto ‘‘coraje’’ para cortarse con violencia ni para colgarse del cuello con la piola. La misma se encuentra fuera de peligro, según los médicos que la atienden en el Hospital Regional de Paraguarí, bajo custodia policial.
EN LA VIVIENDA DORMÍAN, MIENTRAS SONIA ULTIMABA A SUS CRIATURAS
Una de las curiosidades ocurridas durante toda la noche del horror es que nadie escuchó ruido extraño en la morada. En la casa, durmieron esa noche Elva Liliana Lezcano (19), junto con su concubino Artemio Aguilera -hermano de la filicida- y los dos hijos de la pareja.
La joven mencionada comentó que la noche del martes, pasada las 22 horas, todavía había ‘‘visitas’’ en la casa -sitio donde funciona la Despensa San Cayetano- jugando lotería. Lo que nadie imaginaba era que Sonia Isabel ya tenía planeada la actividad criminal.
Sin embargo, en horas de la mañana comprobó que el objetivo de Sonia fue llevar la cinta de embalaje que se encontraba en el negocio. La cinta plástica presumiblemente fue utilizada para tapar la boca a las criaturas y así evitar el lloriqueo de los infantes.
El suboficial inspector Mario Barreto, de Investigación de Delitos de Cordillera, indicó que no hay precedente en la crónica policial de hechos criminales como este, pero no quiso aventurar respuestas sobre el particular.
La fiscala Liz Recalde ordenó la detención preventiva del padre de los menores, Egidio Caballero Rivas, y posteriormente le liberó tras tomarle una declaración informativa, ya en horas de la tarde.
HOMICIDIO PIADOSO, SEGÚN FORENSE
El siquiatra forense Roque Vallejos explicó ayer que el crimen perpetrado por Sonia Aguilera presenta a ‘‘prima facie’’ todas las características del homicidio piadoso o suicidio ampliado, como se califica el homicidio perpetrado con el supuesto propósito de evitar el sufrimiento de la víctima, según la óptica del victimario. Un diagnóstico más preciso solo sería posible con un conocimiento acabado de las características de la victimaria y del padre de los niños y de la relación de pareja.
‘‘Todo el mundo está afectado por la situación social caótica que vive el Paraguay, al margen de las taras que pueda tener, el hecho de que se viva una vida desesperanzada, sin absolutamente ninguna perspectiva, o una perspectiva que casi siempre es aplastante, también tiene su peso’’, explicó Vallejos.
El siquiatra comentó, además, que los suicidios aumentan precisamente a principio o a fines de año, puesto que a muchos les afecta sobremanera la idea de afrontar otro año sin trabajo, a lo que se le suma la excesiva preocupación por los pagos de escuela de los hijos, entre otros.
Vallejos comentó que es necesaria una apreciación más severa de este tipo de hecho criminal, pues por lo general, el autor siempre ejecuta a sus víctimas y a la hora de autoinfligirse las lesiones observadas en su humanidad son superficiales, probablemente realizadas con el fin de simular un suicidio frustrado.
EN CARTAS SE DESPIDIÓ DE SU HIJA, SU MAMÁ Y SU CONCUBINO
‘‘Esto no hubiera ocurrido si Andrés no me contaba que Mirta viene a dormir contigo y que seguís con Angelina...’’, dice una parte del escrito dirigido a su pareja.
A su hija menor le pide que ‘‘nunca te vayas a vivir con Egidio porque él es un degenerado porque trató de abusar sexualmente de vos. Eso sabe tu tía Cristi y Raquel... Tu papá es Rafael Alberto Villalba, quien vive en Lambaré...’’, dice otra hoja de la misiva. La niña era considerada por los familiares como primogénita de Egidio.
Para su madre escribió: ‘‘Mamá: Perdoname porque vos me dijiste que si me volvía a embarazar me vaya de esta casa y así lo hago’’. Otras ‘‘despedidas’’ dirigidas a su concubino Egidio escribió también, con lápiz labial, en el vidrio del ropero y las paredes.
Por su parte, Egidio Caballero señaló que la relación amorosa se deterioró hace unos cinco meses. Por esa razón él se mudó a la casa de su madre Celedina Rivas, ubicada a metros del lugar, pero indicó que nunca abandonó a sus hijos.
OTROS CASOS DE TINTE SIMILAR
Los crímenes familiares que en su momento también impactaron a la ciudadanía por su ferocidad fueron los protagonizados por el arquitecto Carlos Colmán y Vidal Benítez Alarcón. Este último ahora se encuentra libre.
En la madrugada del 4 de enero de 1998, el arquitecto Carlos Alberto Colmán Arce decidió aniquilar a su familia. El hoy procesado ultimó de varias puñaladas a su hija, Claudia Patricia Colmán Zapattini, de 3 años, e hirió de gravedad a su hijo Christian Andrés, de 9 años; y a su esposa María Gloria Zapattini.
Según los investigadores, Colmán Arce subió al dormitorio de las criaturas, ubicado en la planta alta de la vivienda, en donde atacó a los menores. Luego acuchilló a su señora y finalmente intentó suicidarse.
BENITEZ ALARCON
Vidal Benítez Alarcón, el 17 de diciembre de 1993, ultimó a su cónyuge Grisel Laura Cler y a sus hijos menores, Rodrigo Julián y Sofía Lorena Benítez Cler. Fue condenado en primera instancia por este hecho, y por el homicidio frustrado de sus hijas Marta Regina, Ana María y Claudia Rocío a 25 años de penitenciaría.
Luego, los camaristas Tomás Damián Cárdenas, Antonio Fretes (hoy ministro de Corte) y Carlos Bray exoneraron de pena a Benítez Alarcón. Los camaristas dijeron que el encausado no estaba en sus cabales.
Benítez Alarcón también intentó terminar con su vida, después de haber matado a su esposa e hijas.