La quiebra del coloso dejó en la ruina a cientos de ahorristas

Antes del escándalo financiero de 1995, Banco Comercial SA (Bancopar) se destacaba como un poderoso ente, un verdadero coloso con prósperas empresas que iban desde laboratorios médicos, establecimientos ganaderos, imprentas, fábricas de productos agroindustriales y aserraderos, diseminados por toda la República.

Bancopar era sinónimo de riqueza, pujanza, futuro, según profusa propaganda de esa época destinada, había sido, a captar inversionistas o ahorristas que llegaron a formar filas para depositar su dinero o toda su fortuna personal a cambio de un "certificado de ahorro" o "título de inversión" que no pasaba de ser una cartulina de colores por tratarse de ahorros en negro.

La estrategia marquetinera para ganar la confianza de incautos dio sus frutos y fue así que a mediados de mayo de 1995 un tendal de ahorristas de Bancopar se quedaron con sus cartulinas de colores mientras sus directivos Miguel Kemper, Oscar Carísimo Netto, Antonio Saccarello, Enrique Mongelós Breglia y Raúl Codas Rivarola se convirtieron en procesados. Hoy, Sacarello y Codas ya cuentan con sobreseimiento definitivo, no así Kemper, cuyo sobreseimiento ha sido apelado, mientras los demás siguen procesados.

El 25 de junio de 1996, el juez en lo civil y comercial del 3er. turno, Miguel Angel Rodas, declaró la quiebra de Bancopar SA, en el juicio promovido por el Banco Central del Paraguay.
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