Cargando...
Era cerca del mediodía de ayer, cuando la pobladora Aurelia Fernández Benítez (33) fue a visitar a María Magdalena Sosa, quien la recibió con un cuchillo totalmente ensangrentado en la mano, diciéndole que acababa de matar a sus dos hijos. Inmediatamente, esta misma vecina se dirigió a la chacra, a unos 600 metros de la casa, donde estaba trabajando el padre de los menores asesinados, Orlando de la Cruz Ferreira Romero, de 27 años, marido de la autora confesa del crimen. Cuando este acudió a su casa, las criaturas estaban totalmente ensangrentadas en camas separadas, y la madre, igualmente, estaba empapada de sangre.
El doble infanticidio fue perpetrado con un cuchillo de cocina. La criatura de tres meses recibió cuatro puñaladas en el pecho y el más grandecito acusó seis heridas también en el pecho.
María Magdalena declaró después que, en el momento de cometer el hecho, ella no era dueña de sus actos, debido a que una persona que se suicidó tiempo atrás, de nombre Pedro Juan Carballo, la obligó a hacerlo.
El tal Carballo, cuyo cadáver -según dijo- vio después de que este se quitara la vida, sería un pariente de su marido. Aseguró que desde ese momento el muerto se le aparecía diciéndole que mate a sus hijos.
Agregó que, cuando el tal Carballo se mató, ella estaba embarazada de seis meses de gestación de su primer hijo. Insistió en que fue desde ese instante que el muerto no dejó de decirle que debía cometer el crimen y constantemente la perseguía. Sin embargo, cuando se embarazó de nuevo, la molestia desapareció, o sea, el suicida no volvió, supuestamente, a aparecerle durante meses. Pero que volvió a repetirse después del nacimiento de su hija. Ella está detenida en la comisaría local y a cargo de la fiscala Norma Girala, de la unidad de San Juan Nepomuceno. Como forense actuó el doctor Aníbal Zaracho Rojas.