“La persona que vi que ingresó a la casa se asemeja más al padre de los niños. Lo dije cuando los policías me mostraron las fotografías (por el sospechoso)”, afirmó Delia Antonia Sánchez Cabral.

La testigo reveló el dato durante la reconstrucción del crimen de los niños Seung Hun Rubén Lee Yi (11), Young Hun Eduardo Lee Yi (10) y Jae Hun Nicolás Lee Yi (3), y la empleada Antonia Beatriz Bauer de Pessoa (41), ocurrido el 19 de diciembre del año pasado.

La mujer afirmó que entre las 10:30 y 11:00 de esa mañana se cruzó en el camino con un hombre con rasgos orientales que tenía gran parecido con uno de los menores asesinados.

“Nos cruzamos en el camino, yo le iba a saludar porque me pareció que se trataba de Rubén (uno de los niños), pero después de observarlo mejor me di cuenta de que no era él”, relató la testigo.

La mujer dijo que al llegar a la casa, el coreano apoyó una de sus manos en la puerta y con la otra introdujo la llave en la cerradura para entrar. Aseveró que el sospechoso tenía puesto un kepis blanco, similar al que el padre de los niños tenía puesto en una fotografía tomada tiempo atrás.

Asimismo, la testigo alegó que tras el crimen volvió a encontrarse con el padre de los niños en otras ocasiones, pero que este siempre esquivaba su rostro para que no lo identificara. También atestiguaron durante la reconstrucción del crimen Reynaldo Marín Brítez y Cristina Báez. Tanto el padre de los chicos, Joe Ho Lee, como la madre Yun Lee Yee están en Corea. El fiscal Alberto González afirmó que a casi un año del crimen no hay sospechosos, mientras que el abogado Rafael Fernández denunció la presión de gente poderosa de la comunidad coreana para abandonar la investigación.