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En la actualidad para acceder a Pilar, desde San Ignacio, se disfruta de un asfalto en impecables condiciones, excelentemente señalizado para los viajes nocturnos y días de lluvia, con un confort que difícilmente iguale otra ruta del país. El drama para los automovilistas se inicia al seguir viaje hacia el sur.
El tramo de un poco más de 10 kilómetros, entre Pilar e Isla Umbú, parece un paisaje lunar, con peligrosos cráteres que jalonan un precario asfalto. En el tramo, el MOPC había realizado una pésima regularización asfáltica del empedrado que une Pilar con General Díaz.
Para continuar viaje desde Isla Umbú a Cerrito, se debe superar el horroroso pavimento “tipo ripio”, realizado con piedras de desecho por la empresa BGF SA, con recursos de la Gobernación del Ñeembucú. La odisea de transitar este camino de “todo tiempo” se complica aún más cuando se producen lluvias importantes y partes del precario pavimento quedan bajo agua.
Estamos seguros de que una expedición presidencial por estos caminos reforzará la promesa del ministro Arnoldo Wiens de asfaltar la vía que une Pilar con Laureles y Cerrito. Si las autoridades sienten en carne propia los sufrimientos de los pobladores de la zona, se sentirán más motivadas a invertir en este postergado departamento que tiene a los distritos de Laureles y Cerrito como verdaderos símbolos de su aislamiento.
También debe ser considerado el asfaltado de la ruta que une Pilar con los distritos de Humaitá y Paso de Patria. En el trayecto se encuentran los célebres sitios de las heroicas batallas de la Guerra Grande y nuestros mártires merecen este homenaje. Es hora de que Ñeembucú cuente con una red vial decente.
clide.martinez@abc.com.py