Trato payaguá

El payaguá era componente de la etnia denominada guaicurú, un díscolo pueblo indígena que vivió durante la época colonial a lo largo de la ribera del río Paraguay, desde el Pantanal, en el estado brasilero de Mato Grosso, hasta la provincia del Chaco en la Argentina. Esos indígenas vivían de la pesca y fueron también consumados cazadores nómadas que se manejaban muy bien sin ser subsidiados en épocas de veda ni acicateados por algunas ONG, una ministra, ni exportadores del teju guasu.

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Los payaguás eran revoltosos componentes de la tribu guaicurú que desde sus canoas dominaban el río Paraguay y atacaban todo lo que se les cruzaba en esas aguas. Además ahogaban a los que tenían chacras y robaban lo que encontraban a su paso. Agredían al resto de la indiada y eran acérrimos adversarios de todas las otras etnias. El nombre de payaguá fue formulado justamente por sus rivales, el resto de los guaraníes.

El joven explorador español Juan de Ayolas (1510-1538), llegado con el adelantado Pedro de Mendoza en 1535, se adelantó y remontó el río Paraná y el río Paraguay en busca de algo que comer y de la ruta que lo llevara a la Sierra del Plata (Bolivia y Perú). Cerca de Asunción venció a los caciques Lambare y Ñanduvasuvi Ruvicha. También fundó el fuerte Corpus Christi en junio de 1536 y fue quien por primera vez cruzó el Chaco paraguayo para internarse hasta Bolivia en busca del más corto camino para llegar al oro y la plata. De paso fundó, el 2 de febrero de 1537, el puerto de la Candelaria, que hoy estaría un poco más al norte de Fuerte Olimpo en el Chaco paraguayo.

Ayolas partió desde Candelaria con algunos indígenas de la etnia payaguá y regresó desde Bolivia con un pequeño cargamento de plata. Encontró a su Candelaria en total abandono y existen versiones de que al llegar fue ejecutado en el sitio que fundó y la otra señala que su muerte ocurrió al emprender otra incursión a la mítica Sierra del Plata con más indios payaguá. De lo que no se duda es que Ayolas y otros españoles fueron muertos por los “fieles guaicurú” y desde ese episodio se rescata el “trato payaguá”.

El “trato payaguá” significa un acuerdo a cumplir y que después de la palabra o la firma comienzan las explicaciones y las excusas que imposibilitan el acatamiento de lo que se pacta. Son los compromisos que firman las tribus políticas del Paraguay y que jamás se cumplen porque rápidamente se borra con el codo. La desconfianza generalizada es la regla del “trato payaguá” y los acuerdos que se suscriben no son de cuerdos, la firma no es firme, el pacto se borra en el acto y el contrato solo dura un rato. Todo lo payaguá es peligroso, hasta el payaguá mascada, para el hígado y para los hipertensos.

Con solo repasar las criollas ocurrencias que se firman nos damos cuenta de que el “trato payaguá” sigue teniendo una colonial y autóctona vigencia. La ITV tiene el intacto sello payaguá y el acuerdo firmado para la inspección técnica vehicular sigue viajando sobre esta nativa coartada. Para que el acuerdo payaguá siga sobre ruedas apareció el SOAT con su maquiavélico formato para darle el estricto perfil de un inseguro” trato payaguá”.

A la APP, que se usa en los países que quieren desarrollarse con la alianza público-privada, le vienen dando el mismo final de Juan de Ayolas. La deforestación cero subió al 100% y lo que se hace “a todo pulmón” se deforesta con leyes nuevas y topadoras, aunque felizmente los pobrecitos teju no cayeron en las fauces hambrientas de la Seam y de otras ONG de tinte payaguá que buscan exterminar lo que dignamente deben resguardar.

La prueba de méritos que debe realizar el empleado público no rige para el amigo ni para el correlí, pero tiene el sabor rancio e hipócrita del “trato payaguá”. El Impuesto a la Renta Personal (IRP) es Imposible Reproducir en el Paraguay y es otro trato que sigue flotando en la canoa del guaicurú. El “trato payaguá” seguirá teniendo intensa vigencia; es que hay varios tratos que firmar y muchos payaguás en el Paraguay…

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