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¿De qué manera se van a introducir esos investigadores en los próximos años en el mercado paraguayo? ¿Qué puestos o cargos públicos esperarán por ellos? Si no encuentran un refugio o hábitat natural en la universidad, ¿dónde más encontrarán? Este país, como otros del tercer mundo, obliga a decenas de profesores universitarios a no profundizar sus materias y a enseñar en varias instituciones; exige a los alumnos contar con un empleo estable para seguir una carrera; aplaza investigaciones y temas originales de abordaje por problemas de actualización y falta de recursos económicos y humanos. Cartes olvida un montón de cosas que se necesitan en la educación terciaria.
Un tratado filosófico, un reactivo, algún preparado, una revista científica de alto impacto, una visita a un importante centro de investigación o un nuevo medicamento precisan de muchos recursos. Contar con materiales actualizados y con una formación estandarizada a nivel internacional cuesta muchísimo dinero y tiempo. Es muy caro educar y preparar a una generación que deberá pasar por varias transiciones culturales, sociales y económicas, que deberá liderar un mundo multipolar y enfrentarse a nuevos problemas y desafíos. La universidad que no investiga no existe, y la que no invierte en ciencia es un reflejo de universidad, una empresa que entrega títulos, pero no universidad. Para Cartes, es mejor que las universidades lleven poco del presupuesto general.
El gran desplazamiento humano que vemos en las últimas semanas a raíz de la crecida del río, las muertes por desnutrición o malnutrición infantil en el interior, los constantes accidentes viales en caminos no señalizados, la proliferación de baches en la capital y el excesivo e innecesario número de funcionarios públicos dan un panorama de cómo la ignorancia es mucho más cara. Aquí no se previene, no se convoca a especialistas, casi nadie asume responsabilidades, etc. Al sistema político le conviene tener una sociedad ignorante, esclava de ideologías o religiones perimidas, donde el juicio se anula ante la necesidad o la esperanza inmediatas. Tener una universidad sin recursos ayudó a forjar una universidad alejada totalmente de la realidad social y un Paraguay con estrechez intelectual.
Es lógico que las universidades llevan mucho, pero no aquí. Aquí se llevan poco y por varios años, ese dinero estuvo manejado con capricho e irracionalidad, por seccionaleros o politiqueros liberales, más conocidos por sus hurras que por sus trabajos académicos. Si se recorta la educación de una sociedad, si la ciencia no está al alcance de la mayoría y si el pensamiento crítico sigue ausente, será la ignorancia la que se lleve todo, desde el pensamiento libre, pasando por la dignidad y hasta el dinero público. Mientras las universidades sigan pobres en Paraguay, la ignorancia seguirá arrasando, más que las tormentas, y no nos hará reflexionar sobre la importancia, por ejemplo, de la filosofía, que nos hace dudar y cuestionarnos todo, como si es necesario continuar con este sistema político o si es mejor invertir en partidos políticos que en universidades.
equintana@abc.com.py