Cargando...
Toda denuncia de violencia doméstica expone a mayor violencia a la víctima. Y el momento más terrible del cumplimiento de la Ley 1600, “De violencia doméstica”, es la exclusión del hogar del victimario, y eso lo conocen policías, el Poder Judicial y profesionales del derecho. Todos hemos temblado aunque no lo demostremos. El “ñemosê” del hombre excluido es la máxima humillación, el máximo desprecio, una herida grave a su machismo, sin cuestionarse nunca su responsabilidad ante el hecho. Eso le genera pasiones con gran fuerza, prepotencia y violencia. Y ganas de venganza.
En este caso, su marido excluido de su casa, violando la orden judicial, volvió y en medio de una discusión se dispara un tiro que acabó con la vida del victimario. Pienso que Lucía debía ser la víctima número 26 del feminicidio “registrado” del año 2011.
La fiscala imputó a Lucía por homicidio doloso, forzando y manipulando las “pruebas científicas y testimoniales, periciales e informes”, con supuestos como que “se bañó y se lavó las manos”. ¿Se demostró esa teoría? Entiendo que la carga de la prueba es a su cargo. Otro pecado de la acusada es que no denunció la violencia al llegar al sanatorio con su marido muerto. Confieso que para mí es una prueba a favor. Si hubiera sido un homicidio doloso, pensado, calculado, se hubiera hecho ella misma lesiones y apresurado a denunciar.
La prueba de parafina dio positivo al esposo, y está entonces redemostrado que el tiro fue de él. ¿Accidental o provocado? No lo sabremos nunca, pero él disparo científicamente. Entonces, ¿en qué se basa la acusación?
Además, ¿puede una representante del Ministerio Público desconocer, ningunear, ignorar y por tanto pisotear impunemente la Ley 605/95, Convención Belem do Pará para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las mujeres, y la Ley 1215/86, Convención contra Todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres (CEDAW). Sí puede, y este caso lo demuestra.
No existe prueba alguna contra Lucía. Pero tiene el pecado original de ser mujer y convivir en una sociedad con una profunda ideología machista institucionalizada en todos los poderes del Estado y en gran parte de la sociedad. La fiscala, dentro de su ignorancia, también es una víctima, pero en este caso su desconocimiento es grave y peligroso no solo para Lucía Sandoval, sino para miles de mujeres que sufren violencia y tendrán el temor de denunciar el hecho.
Sabemos, y eso sí está demostrado, que cada mujer que pretende denunciar violencia doméstica lo piensa 1.000 veces y por varios años. Ante una sentencia condenatoria de Lucía Sandoval, lo pensará 10.000 veces más. Confío en que el tribunal conozca más de leyes, convenciones y la Constitución Nacional y el principio de inocencia. Y rechace las forzadas conclusiones del Ministerio Publico.
Repito. Lucía Sandoval debía estar muerta en la madrugada del 7 de febrero del 2011. Pero se torció su destino. Pero puede que el miércoles 27 de este mes el Poder judicial la mate. Sabemos que hay muchas formas de morir. Pero su condena trascenderá su persona y estarán condenando a muerte a muchas otras mujeres.
La resolución del tribunal, entonces, es importantísima no solo para las mujeres víctimas de violencia doméstica, sino para toda la sociedad. No conozco a Lucía Sandoval, pero sí conozco a cientos de mujeres como ella, y la creo INOCENTE de acuerdo a lo judicialmente demostrado. Y espero que se haga justicia.
clararosag@hotmail.com