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Se instaló el debate entre los ovetenses. Un sector que se opone porque vinculan a las torres de metal con la supuesta aparición de enfermedades como el cáncer. El otro grupo, pero con voto a favor de las antenas, incluso depende del servicio de internet y comunicación telefónica vía aparatos móviles para desarrollar sus actividades laborales.
La Compañía Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) realizó varias charlas informativas con sustentos científicos para superar tabúes, y se expusieron motivos suficientes para la derogación de la citada ordenanza. Pero la participación fue escasa.
El presidente de la Junta Municipal, Juan José Martínez y otros ediles admitieron que no hay sustento científico para pensar que las antenas causen enfermedades si funcionan dentro de la ración permitida, pero pusieron como excusa del atraso en el tratamiento de la derogación de esta ordenanza lo impopular que puede llegar a ser, y las consecuencias para cada uno de ellos en lo que respecta al interés político.
Tres de ellos, Arturo Gossen (ANR), Corina González (PLRA) y René Ávalos (PLRA), pugnan por la intendencia, en tanto que Nelson Sanabria (ANR), María Soledad Espínola (ANR), Nelson Sanabria (ANR), Juan José Martínez (ANR), Édgar Bernal (ANR), Marcial Cardozo (PLRA), buscan el rekutu y no quieren pasar de impopulares.
Es lamentable que la comunidad ovetense siga expectante ante los intereses personales de cada edil, mientras cada uno continúa recibiendo por mes en concepto de dieta G. 9 millones.
Ellos, más que dar solución, son el problema.
carmen.colman@abc.com.py