Sociedad de apariencias

El caso de la banda formada por el policía Osorio, su esposa y su presunta amante, además del resto de la podredumbre, puede ser que lleve a alguna parte de la población a pensar, no solo sobre la corrupción imperante y organizada, sino a mirar si en algo nos parecemos. Despilfarro y lujos del “vivir la vida” y una urgencia patológica por mostrarlo o, como se dice ahora, compartirlo.

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La apariencia es un desafío constante, por eso se dice que hay que ser y parecer. Por parecer lo que no se es, cuántas veces se cae en el ridículo; lo que no es, no se sostiene y si lo hace es a un precio muy alto, y este es: perdiendo la noción de sí mismo. Quien adopta para sí un ser ajeno, ya no sabe cómo actuar, falla en todo: en el vestir, en el hablar, en el obrar. ¿Por qué se hace cuesta arriba mantenerse en la autenticidad?

Lo que más se quiere transmitir hoy es posición económica, la gente está convencida por completo de que sin dinero no puede lograr nada, en esto entra el acceso a la belleza física. El huevo o la gallina de si la belleza exterior refleja la interior sigue sin una solución, por eso hay personas que encantan a pesar de su fealdad y otras que espantan a pesar de su belleza. Viajes, ropa de marca, autos, casas enormes, etc., un estilo de vida con exigencias torturantes. Antes solo veíamos en las novelas que hombres se suicidaban por deudas, ahora tal vez no todos se pegan un tiro pero andan hechos jirones, deprimidos, de mal humor. Es un gran paso y no minusvalía, buscar ayuda psicológica, espiritual, moral que aminore la angustia de no reconocerse.

Haciendo fácil paneo, nos percatamos de que Osorio y compañía no tenían virtudes de ningún tipo para darse los lujos que presumieron tan tonta y abiertamente. No son los únicos, eso es lo preocupante. Cuánta gente se corrompe porque siente que sin exposición pública, no existe. Lo intangible y esencial pasa a ser secundario. Nuestra sociedad tiene el mal de querer aparentar y en esto mucho tiene que ver la falta de educación. “Un título universitario te abrirá muchas puertas, pero la buena educación te abrirá todas”, dice una frase, y es verdad, el bien educado independientemente de sus títulos o clase social, sabe permanecer donde sea y es apreciado.

Deberíamos hacer énfasis en ser lo que somos, lo que no significa no pulirnos o adaptarnos. No es fácil, quizás no es posible vencer las debilidades humanas, los disfraces, los complejos, los estereotipos impuestos por la presión social, pero estudiosos como Fritz Perls, el psicólogo alemán, nos muestran caminos útiles, tales como “dar secuentidad”, el darnos cuenta de lo que somos y así aceptarnos y ser felices. Les dejo una reflexión conocida y siempre valiosa de él: “Sé como tú eres, de manera que puedas ver quién eres y cómo eres. Deja por unos momentos lo que debes hacer y descubre lo que verdaderamente haces. Arriesga un poco si puedes. Siente tus propios sentimientos. Di tus propias palabras. Piensa tus propios pensamientos. Sé tu propio ser. Descubre. Deja que el plan para ti, surja dentro de ti”.

No nos rechacemos, la despersonalización existe y nos roba un tiempo irrecuperable de vida y de trabajo interior.

lperalta@abc.com.py

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