En la historia de la humanidad ha habido épocas excepcionales para el desarrollo del pensamiento humano; basta evocar a los autores de los libros más antiguos de la Biblia y con mucho más relieve los siglos V y IV antes de Cristo, en los que destacaron genios del pensamiento como Diógenes, Sócrates, Platón y Aristóteles en Grecia y en Oriente figuras como Siddharta Gautama (Buda) en India y Confucio en China.
En Occidente la influencia de Sócrates, Platón y Aristóteles ha sido definitiva. Fue posible después pasar del pensamiento lógico y filosófico al pensamiento científico y matemático, y genios como Leonardo da Vinci encarnaron el pensamiento lógico, el crítico, científico y creativo. En el siglo XX las investigaciones sobre el pensamiento, unidas a las de la inteligencia, alcanzaron nivel sorprendente con propuestas como el pensamiento sistémico (Bertalanfy), lateral y paralelo (Edward de Bono), complejo (Édgar Morin), etc. Y si hablamos de la evolución del pensamiento en cada persona desde la infancia, citamos con admiración, entre otras, las investigaciones de Piaget.
Quiero decir que las investigaciones sobre el pensamiento ponen en nuestras manos múltiples formas de pensar y no tenemos excusas si no enseñamos a pensar y no aprendemos ni sabemos pensar.
Estoy de acuerdo con Edward de Bono en su libro “Piensa. Antes de que sea demasiado tarde”, donde analiza la cantidad de errores que, siendo superables, cometemos los humanos por no saber pensar.
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Son frecuentes los comportamientos de grupos de nuestra sociedad que evidencian que no sabemos pensar. Hacer firmar a 1.124 muertos para que se enmienden uno o unos artículos de la Constitución Nacional, además de delito es demasiado torpe y grotesco. Festejar el ingreso a medicina de los que superaron las pruebas, con acciones denigrantes que atropellan los derechos humanos, la dignidad y artículos de la Constitución Nacional que defienden la integridad de las personas es demasiado “bárbaro” (sin respeto a las leyes de la comunidad) y un modo inhumano, primitivo y regresivo para acoger y felicitar a quienes triunfaron. Los estudiantes de medicina que organizan tales actos revelan tener demasiada poca imaginación y creatividad para celebrar un logro humillando y violentando a las nuevas compañeras y compañeros. Ni por juego se puede permitir atropellar el respeto y la dignidad de cualquier persona. Cortarle toda la cabellera a la alumna que sacó el mejor puntaje es una aberración social, lesiva de la integridad y la dignidad de la más brillante postulante. Si este es el humanismo y la sensibilidad de los futuros médicos, que Dios nos dé salud para no caer en sus manos.
Pobreza de pensamiento es favorecer desde la política a narcotraficantes y silenciar que somos el país de América Latina que más marihuana produce y uno de los mayores productores del mundo. Más aún nuestra producción de cannabis representa ya el 15% de la producción mundial de esta droga. El consumo de drogas en nuestros jóvenes, adolescentes y niños crece vertiginosamente. Permitir la alienación y los daños al sistema nervioso, al cerebro y al equilibrio de conductas, reduciendo su poder de autonomía y aumentando su nivel de dependencias, ¿es esto saber pensar? ¡Maldito pensamiento el de los destructores de nuestros niños, adolescentes y jóvenes!
La lista de hechos que revelan nuestra pobreza de pensamiento puede ser larga y la puede completar cada lector. No saber pensar es fuente de subdesarrollo.
jmonterotirado@gmail.com