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Con la prohibición, numerosos compatriotas que dependen económicamente de los recursos que genera la pesca recibirán un subsidio del Estado, que les ayudará a mantener a sus familias hasta tanto puedan volver a realizar sus labores habituales. En Fuerte Olimpo, como en otras comunidades del departamento de Alto Paraguay, cientos de personas esperan recibir la regalía.
Sin embargo, el dinero que debería servir para el sustento de familias de escasos recursos económicos, que verdaderamente se dedican a la pesca, lamentablemente se convirtió en una oportunidad para la corrupción de los “pecadores de río revuelto”.
En Fuerte Olimpo existen unas tres organizaciones de supuestos pescadores, que en su gran mayoría se asocian para poder acceder al cobro del dinero estatal. En la comunidad indígena de la etnia chamacoco, que son los verdaderos pescadores, varias personas latinas integran la lista de sus asociaciones. Sin embargo, ni siquiera cuentan con simples elementos para la pesca.
Dentro de la comunidad “blanca” también la corrupción es terrible. En la lista de beneficiarios del subsidio del Estado figuran desde amas de casa, empleadas domésticas, peones de estancia hasta albañiles.
El año pasado la situación se volvió insostenible, ya que en la lista figuraban nombres de concejales municipales y políticos de la zona.
La realidad es que la actividad pesquera en esta localidad se limita mayormente a la venta de carnadas y al pilotaje de botes para los turistas que llegan a la región. Solo un pequeño porcentaje de la población indígena vive de la pesca y venta de pescados.
El subsidio para pescadores es una oportunidad más de robar para los políticos corruptos que desde hace años dominan la región.
calmiron@abc.com.py