Responsabilidad de los municipios en educación

Que los municipios tienen responsabilidad en la educación de los ciudadanos no es discutible. El artículo 75 de la Constitución Nacional lo dice: “La educación es responsabilidad de la sociedad y en particular recae en la familia, el municipio y el Estado”.

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Que los municipios no están cumpliendo la Constitución es evidente; como es evidente que nadie hace nada específico para que los intendentes asuman esta dignísima responsabilidad.

Algunos municipios dan algunos servicios educativos promoviendo actividades culturales, ayudando a algunas escuelas, sosteniendo alguna institución educativa, pero los municipios en general y como organización conjunta no tienen (que sepamos) ningún plan sistémico, proyectivo y progresivo para asumir la responsabilidad que le da la Constitución.

Por otra parte no hay ninguna ley que ordene la exigencia constitucional, ni se ve iniciativa alguna para crear tal ley. La Constitución no es optativa, es de cumplimiento obligatorio (art. 137 y 138). ¿Cómo se explica que, desde 1992 que se sancionó, sigamos con esta desobediencia a la Carta Magna? ¿Hasta cuándo?

Siempre habría sido necesario que los municipios asumieran esta responsabilidad, pero ahora, cuando se evidencia que la educación no es solo asunto para niños, adolescentes y jóvenes, sino absolutamente necesaria durante toda la vida, por las exigencias de los cambios permanentes y acelerados en ciencias, tecnologías, conocimientos y modos de vida, por cruce de culturas, urgencia en aprendizajes para interpretar acontecimientos y lenguajes, etc… ahora los municipios pueden y deben jugar un rol vital en la formación permanente y actualización de sus ciudadanos adultos.

La Constitución Nacional fue sabia al repartir los papeles y responsabilidades en el ámbito de la educación. Dejar al Ministerio en exclusiva casi toda la responsabilidad de la educación es un grave error de interpretación de cómo, cuándo, dónde y qué se aprende en la vida y un grave error de planificación y organización de las necesidades y el uso razonable de los recursos disponibles.

No es fácil para los municipios cumplir este deber. Tampoco le es fácil al Ministerio de Educación y Cultura, que cuenta con profesionales y recursos, aunque no sean suficientes ni todos bien cualificados; por tanto, es imaginable que, para empezar, los municipios tengan por delante muchos desafíos. Y será comprensible que la ciudadanía no les exija de golpe hacer lo que no han hecho en más de veinte años iniciando las instituciones democráticas; pero una buena planificación y proyectos realistas, inteligentemente planteados y eficazmente ejecutados irán abriendo y acrecentando el proceso hacia las formas ideales de participación de los municipios en la educación de los ciudadanos.

Hay sectores de ciudadanos que salieron del sistema educativo prematuramente por distintos motivos, la mayoría por motivos socioeconómicos, que están sin educación media, sin bachillerato. Recordemos que solamente acaban el bachillerato ahora algo más del treinta por ciento de los que iniciaron la educación escolar. Quiere decir que de cada cien ciudadanos en la calle, más de sesenta no tienen bachillerato. Si a eso se añade que el porcentaje de ciudadanos que no tienen lectura comprensiva es altísimo, podemos calcular las dificultades de esos ciudadanos para encontrar trabajo.

¿Verdad que sería un servicio extraordinariamente útil y reparador si los municipios organizaran servicios de capacitación progresiva para el trabajo productivo artesanal, técnico elemental, técnico medio? ¿No podrían colaborar los municipios, el SNPP, con el Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Educación y Cultura para atender a esta importante franja de ciudadanos jóvenes no capacitados para el trabajo productivo?

Una vez capacitados para trabajos artesanales de producción, por ejemplo, de alimentos en derivados de leche, de frutas que se tiran (mangos, naranjas, aguacates…) ¿no podrían los municipios pedir ayuda a las cooperativas para organizar pequeñas cooperativas de producción de alimentos?

Hay importantes grupos de mujeres ciudadanas mayores, con capacidad de trabajar artesanalmente si se les capacita en jornadas especializadas para producción de alimentos, que contribuirán al despegue de la pobreza y al desarrollo económico de las comunidades rurales, urbano marginales y urbanas organizadas.

Si otros países tienen municipios comprometidos con la educación , también nosotros podemos hacerlo. Con una redistribución razonable de los recursos y voluntad política, el mandato constitucional pasará de la letra a la vida ciudadana.

jmonterotirado@gmail.com

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