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Superada la tensión sobre el reconocimiento de la derrota, la expectativa colorada sobre el abrazo republicano suele ser bastante tensa y desordenada, ya que concluida la fase de las agresiones comienza la “lamida de heridas” que como toda lesión sangrante requiere de tiempo para su curación. Con la unidad liberal sucede lo mismo a diferencia de que hay heridas liberales que nunca se curan.
Las heridas se superan con negociaciones, período que contempla repartijas de cargos y promesas de ceder licitaciones u otro tipo de negocios con el Estado.
Para abordar esta cuestión es normal que el perdedor adopte la postura del “enojado” y conozca bien la debilidad del ganador que él puede fortalecer mientras que al ganador será de utilidad adivinar qué oferta puede aceptar la otra parte y hasta qué punto está dispuesto a cumplir el compromiso.
Cualesquiera sean esos detalles, la que no tiene precio es la foto del abrazo entre perdedor y ganador. Esta foto paga gran parte de la “deuda” y gastos del perdedor, además de motorizar las fuerzas inactivas como resultado de la derrota.
Si gana Santiago Peña: Los cartistas buscarán de inmediato el abrazo republicano mediante un discurso conciliador que probablemente se dé ya durante la celebración de la eventual victoria. Los discursos buscarán transmitir euforia y exaltación de los valores del “coloradismo eterno e imbatible” antes que centrarse en una crítica y menos burla contra los perdedores. La razón es sencilla: necesitarán de ellos para la siguiente fase del compromiso electoral, a realizarse en abril próximo.
Si gana Mario Abdo Benítez: Sin embargo, los de Colorado Añetete tendrán duda para aceptar un eventual abrazo por el hecho de que una virtual derrota dispersará sus fuerzas, y tal vez busque ignorar la autoridad del líder para tomar las decisiones posteriores. Estarán todavía en discusión varios casos de resultados parciales que dificultarán aún más cualquier decisión en torno del abrazo.
En Colorado Añetete existe un ambiente algo así como que son los únicos con derecho de ganar, se consideran autosuficientes para enfrentar al próximo adversario electoral (la oposición), de modo que buscar el abrazo republicano no será su primera prioridad.
Para ellos, los disidentes son los cartistas que abandonaron el tronco histórico y tradicional del coloradismo para servir a los intereses de una persona; por eso esperarán que los díscolos regresen al lugar común, el partido, por sí solos.
Si gana Efraín Alegre: Hay mayor ambiente para el reconocimiento y el abordaje de la unidad, ya que el mensaje interno es que esta vez el PLRA debe encabezar la alianza opositora y lograda la candidatura presidencial, ya no justifica seguir con el internismo. Además, el slogan de Carlos Mateo es la unidad y como no cuenta con movimiento propio, el que lo respalda tiene sus intereses concentrados en Senado, Diputados, Gobernaciones más que en la presidencia.
Si gana Carlos Mateo: Habrá algún intento de resistir el resultado por una situación similar a la de Colorado Añetete, que los alegristas se consideran ganadores desde el vamos. Habrá una tendencia de los efrainistas a no aceptar el resultado y menos el abrazo, pero no quedará otra opción.
ebritez@abc.com.py