¿Qué pasará si gana...? (I)

Los partidos nunca tienen una estrategia de derrota; saben lo que deben hacer y decir si ganan, pero se niegan a considerar siquiera cómo será el escenario de una derrota. Prefieren improvisar antes que planear algo racional.

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Para algunos, el hecho de reconocer o rechazar el resultado electoral se reduce al carácter del candidato, pero en realidad el reconocimiento de la derrota es un deber político dado que la actitud del perdedor puede favorecer o perjudicar el equilibrio y protección del sistema político y sus instituciones. 

En contrapartida, la tentación de los ganadores de jactarse del triunfo y de ignorar totalmente al adversario puede llegar a dañar no solo al enemigo sino a la república, a estar por la advertencia del sociólogo norteamericano Willian Riker para quien la “dinámica de la política está en las manos de los perdedores. De ellos en gran parte dependen la viabilidad, la estabilidad e incluso, el equilibrio democrático”. 

Si el derrotado se niega a reconocer el triunfo de su adversario no es tan complicado como que la negativa se convierta en un rechazo al sistema y a las reglas de juego. En este caso no solo se busca aguar la fiesta al ganador sino generar conflicto. 

Los cientistas políticos recuerdan el caso de López Obrador en México, cuyo rechazo a los resultados de 2006 y 2012 argumentando fraude dio como resultado una decepción ciudadana sobre la democracia además de producir desequilibrios institucionales. En cambio, Capriles Radonski perdió también dos elecciones en Venezuela y en la primera (frente a Chávez) aceptó abiertamente, pero en la segunda (frente a Maduro) rechazó y llamó a la movilización, pero dentro del contexto legal, tratando de proteger el sistema y sus instituciones. 

¿Cómo reaccionarán ante la derrota los candidatos en las internas coloradas? Lo que sigue es una probabilidad. 

Si gana Santiago Peña: La sorpresa será mayor para todos por el posicionamiento anticipado del adversario en un plano de ganador desde el vamos. Esto significa que si ello llegara a ocurrir, los “maristas” tendrían serios problemas en reconocer el resultado, basado en la reiterada publicación de encuestas favorables a Marito (excepto en el último tramo). 

Además, los de Colorado Añetete instalaron en el ambiente el prejuicio de que el cartismo solo podrá ganar mediante fraude, lo que predispone a su electorado a una posición de respuesta inmediata, aun cuando los cartistas no recurriesen al fraude. 

Si gana Mario Abdo Benítez: Los cartistas, sobre todo Santi, creo que tendrán menos problemas en reconocer la derrota dado que –a diferencia del otro–, perder forma parte del presupuesto de la campaña. Aunque Cartes no esté de acuerdo con dicho presupuesto, el oficialismo creció con el temor de hacer campaña con un exliberal al frente cargando en un bolsillo la esperanza de ganar y en el otro el temor a perder. Por eso, el cartismo ya hizo antes todo lo que debía hacer. 

No creo que negar el resultado sea parte del plan cartista, por un eventual estallido de resistencia que encontrarían entre sus adversarios. Más bien creo que si la derrota es indiscutible, ellos tienen pensado pasar cuanto antes al plan B, poselectoral, de posicionarse en un nuevo escenario, antes de que se produzca el desbande y la cooptación de sus principales figuras.

ebritez@abc.com.py

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