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Los políticos de distintos partidos en sus discursos cargados de emoción (y acusaciones) hablan de sus programas, pero en forma generalizada. Es decir, nada específico, sin pisar tierra como para creer que tienen planes que son realizables.
Los candidatos no dicen cómo van a mejorar la educación, por ejemplo. De qué manera los alumnos podrán asistir a clases en aulas cómodas, con sillas, mobiliarios, pizarras, bibliotecas, laboratorios y sanitarios por mencionar algunas necesidades. Se deben tener en cuenta además espacios para el deporte, cultura física, salón auditorio para charlas, cursos de música, danza, declamación; arte plástica, informática, trabajo y tecnología.
Para los maestros faltan salas de capacitación, didáctica y pedagogía; de reuniones, elaboración de planes, de conferencias y evaluación en las instituciones, si realmente la educación va a ser de calidad.
En el área de salud, ¿tienen los candidatos a presidente de la República y gobernador proyectos para mejorar hospitales, consultorios, equipos médicos, terapia intensiva en las regionales, además de quirófano, laboratorios, sala de internados y de intervención quirúrgica?
¿Cómo van a reducir el índice de extrema pobreza? ¿Qué planes tienen? ¿ Tienen proyectos para instalar fábricas, industrias e innovaciones para procesar rubros agrícolas y ganaderos? ¿O será que el Estado es el que va a generar empleos a nuevos operadores políticos?
La seguridad y el combate a la corrupción son otras promesas. ¿Cómo lo harán? Es otra interrogante.
Durante la larga transición democrática lo que hicieron los políticos fue agrandar el Estado, corromper las instituciones y promover la impunidad. Si este panorama no cambia, si continúa la ausencia de planes creíbles, no hay esperanza de que la realidad mejore.
rmontiel@abc.com.py