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La destrucción de la fauna acuática del río Tebicuarymí afecta a muchas familias de escasos recursos, que antaño podían vivir de la pesca en la zona del Guairá. En los últimos 15 años, el cauce hídrico ha recibido la descarga de desechos industriales, lo cual dañó el ambiente.
Es más, por falta de educación y la extrema pobreza, muchos pescadores recurren al uso de redes de malla fina. Con esas piezas, capturan gran cantidad de alevines, que luego mueren, repercutiendo esto negativamente en la población íctica del emblemático río.
Otra práctica ilegal y muy dañina es la pesca con explosivos. Algunos pescadores furtivos colocan trampas explosivas en el cauce hídrico, y con cebos atraen a los peces carnívoros. Luego, cuando un banco de peces rodea la carnada, hacen estallar la carga explosiva, lo cual causa gran mortandad de los animales acuáticos. Es una práctica criminal que se sigue practicando impunemente en la zona.
El periodo de veda pesquera tampoco es respetado por muchos ribereños.
La suma de los factores citados contribuyó para la sustancial disminución de la riqueza pesquera en el río Tebicuarymí. En otros cursos hídricos también cada vez más escasean los peces.
Hay que admitir que no resulta fácil combatir a los pescadores que violan las normas ambientales. El Tebicuarymí es un río que baña extensas zonas, algunas incluso son impenetrables por tierra.
No obstante, es necesaria una acción más decidida de las autoridades competentes. Los pescadores necesitan ser educados para que puedan entender cómo aprovechar mejor los recursos acuáticos y evitar la depredación. Y los infractores deben recibir el peso de la ley.
La campaña de concienciación debe también ir acompañada de otras opciones. Hace falta la generación de otras fuentes de empleo, a efecto de que se pueda disminuir la presión sobre la riqueza acuática.
cemartinez@abc.com.py
Es más, por falta de educación y la extrema pobreza, muchos pescadores recurren al uso de redes de malla fina. Con esas piezas, capturan gran cantidad de alevines, que luego mueren, repercutiendo esto negativamente en la población íctica del emblemático río.
Otra práctica ilegal y muy dañina es la pesca con explosivos. Algunos pescadores furtivos colocan trampas explosivas en el cauce hídrico, y con cebos atraen a los peces carnívoros. Luego, cuando un banco de peces rodea la carnada, hacen estallar la carga explosiva, lo cual causa gran mortandad de los animales acuáticos. Es una práctica criminal que se sigue practicando impunemente en la zona.
El periodo de veda pesquera tampoco es respetado por muchos ribereños.
La suma de los factores citados contribuyó para la sustancial disminución de la riqueza pesquera en el río Tebicuarymí. En otros cursos hídricos también cada vez más escasean los peces.
Hay que admitir que no resulta fácil combatir a los pescadores que violan las normas ambientales. El Tebicuarymí es un río que baña extensas zonas, algunas incluso son impenetrables por tierra.
No obstante, es necesaria una acción más decidida de las autoridades competentes. Los pescadores necesitan ser educados para que puedan entender cómo aprovechar mejor los recursos acuáticos y evitar la depredación. Y los infractores deben recibir el peso de la ley.
La campaña de concienciación debe también ir acompañada de otras opciones. Hace falta la generación de otras fuentes de empleo, a efecto de que se pueda disminuir la presión sobre la riqueza acuática.
cemartinez@abc.com.py