Por una economía ética

El papa Francisco ha enviado un mensaje al género humano el primer día del 2014 (Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz).

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Es pleno en contenidos que obligan a la reflexión y que tienen gran significación en una América Latina con tantas potencialidades pero, al mismo tiempo, con 164 millones de pobres y 68 millones de indigentes.

El Papa llama la atención sobre la falta de solidaridad.

Señala “las numerosas situaciones de desigualdad, de pobreza y de injusticia, [que] revelan no solo una profunda falta de fraternidad sino también la ausencia de una cultura de la solidaridad”.

Enjuicia la visión de los pobres como “descartables” que ha denunciado reiteradamente.

Destaca: “Las nuevas ideologías caracterizadas por un difuso individualismo, egocentrismo y consumismo materialista, debilitan los lazos sociales fomentando esa mentalidad del “descarte” que lleva al desprecio y el abandono de los más débiles”.

El Papa dice que “hay una globalización de la indiferencia que poco a poco nos habitúa al sufrimiento del otro”.

Reclama que el otro “no puede ser considerado como un instrumento para explotar a bajo coste su capacidad de trabajo y resistencia física abandonándole cuando ya no sirve, sino como un semejante nuestro”.

Poco antes (26/11/13), el papa Francisco emitió la exhortación apostólica Evangelli Gaudium. Transmite llamamientos muy concretos para mejorar la situación de los pobres.

Allí resalta: “tenemos que decir no a una economía de la exclusión y la inequidad. Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle, y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa”.

Para el Papa la situación requiere actuar urgentemente: “la necesidad de resolver las causas de la pobreza no puede esperar”.

Subraya que “la inequidad es la raíz de los males sociales”, y exhorta a los que tienen más “a la solidaridad desinteresada y a una vuelta de la economía y de las finanzas a una ética en favor del ser humano”.

América Latina lo tiene todo.

Cuenta con la tercera parte de la superficie disponible para el cultivo sustentable del planeta, con un tercio de las aguas limpias, según The Economist (1/2/14) con el 20% de las reservas mundiales de energía.

Su producción alimentaria es fundamental para el mundo.

Sus exportaciones agrícolas han crecido un 8% anual desde mediados de los 90.

En aquella época representaban el 8% del comercio agrícola mundial, y hoy son el 13%.

También ha sido pródiga en experiencias solidarias, como el cooperativismo que tanto le ha aportado al Paraguay y a otros países.

Sin embargo, a pesar de los avances, la deuda social es de mucha envergadura.

Entre algunas de sus expresiones, hay más de 100 millones de personas que no tienen acceso a instalaciones sanitarias, un 50% de los jóvenes no terminan la secundaria, y más de una quinta parte de los jóvenes están fuera del sistema educativo y del mercado de trabajo.

Para lograr que las inmensas posibilidades de América Latina se conviertan en trabajo digno, superación de la pobreza, y de la exclusión, será muy importante tomar muy en cuenta los llamados a la reflexión del Papa, y su exigencia de darle vigencia real a la inclusión y la solidaridad.

(*) Integrante del Comité Directivo del Alto Panel Mundial de Seguridad Alimentaria.

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