Pensando en el 2018

El Partido Liberal finalmente decidió por mayoría revisar su postura sobre el juicio político. La resolución de apoyo que en 2014 logró imponer el senador Blas Llano para remover a tres miembros de la Corte Suprema de Justicia se diluyó.

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En estos días el exsenador liberal Carlos Mateo Balmelli, criticando la decisión, se preguntaba por qué el cambio de postura si en este tiempo no hubo nada nuevo. En rigor no hubo nada nuevo con relación al proceso de juicio político, pero sí hubo cambios importantes con relación al tiempo.

La coyuntura es muy distinta. Mateo lo sabe perfectamente, pero aun así necesita marcar distancias ahora que prepara su retorno a la actividad política.

La decisión del directorio liberal tiene efecto dentro y fuera del partido. Internamente resta poder a Blas Llano. Quiebra su hegemonía y lo baja de la mesa de discusiones con el Ejecutivo. En cierto modo pone en igualdad a todas las corrientes internas.

En el frente externo frena la iniciativa del Poder Ejecutivo de remover a tres miembros de la instancia suprema de la justicia. Sin los votos del PLRA es prácticamente imposible aprobar la destitución de un miembro de la Corte Suprema.

Además la decisión de no acompañar al Gobierno en el rediseño de la máxima instancia judicial abre un ancho camino para seguir explorando eventuales alianzas dentro de la oposición.

Pasó más de un año de aquella decisión de finales de 2014. Ahora las necesidades son diferentes. Estamos cada vez más cerca de las elecciones generales y siempre será mejor desgastar al Ejecutivo; resaltar las diferencias y atizar la interna.

En el oficialismo la situación es marcadamente diferente. A medida que pasan los días las fricciones entre los grupos internos se incrementan. Ahora el Ejecutivo no solo parece destinado a fracasar a causa de las diferencias internas en su intento de renovar la justicia; sino que además va camino a perder rápidamente respaldo parlamentario.

El presidente Horacio Cartes está convencido de que la mejor estrategia para mantener el poder más allá de 2018 es profundizar las diferencias con la actual dirigencia política. No es casualidad que cada vez los discursos en el interior sean más punzantes. Está dispuesto a hacer negociaciones puntuales, pero no a hacer concesiones generales que podrían terminar atándolo a grupos internos.

El apoyo parlamentario en esta segunda mitad de mandato no el algo que le preocupe demasiado.

En dos semanas se instalará la nueva conducción del Partido Colorado armada a medida por el Jefe de Estado. A partir de ahí Cartes iniciará su travesía para construir un nuevo soporte político, pero sobre todo buscará armar una nueva estructura de cara a las elecciones generales de 2018. Confía en que en ese proceso buena parte de los parlamentarios finalmente se alinearán de nuevo con el Ejecutivo y terminarán aceptando las directrices.

La dirigencia de la ANR no está cómoda con esta iniciativa. Casi sin margen para tomar decisiones por fuera de los lineamientos impuestos por Cartes sabe que podría ser dejada de lado. Pero más allá de eso también desconfía del éxito que podría tener esta recomposición partidaria. Más de uno extraoficialmente asegura que la situación es compleja y los colorados podrían perder de nuevo el poder en los elecciones generales de 2018.

Este contexto de confrontación creciente empieza a marcar la vida política. El proceso se irá profundizando y será más virulento a medida que se acerquen las fechas electorales. No serán días tranquilos para el Gobierno.

ogomez@abc.com.py

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